Mientras tanto, Antonio cerró la puerta de su apartamento con un suspiro pesado, había decidido irse a su apartamento, desde ahí esperaría cualquier información de Ulises sobre Aurora. Las cosas saldrían tal y como las tiene planeadas.El silencio del lugar era reconfortante, aunque también lo abrumaba en ciertos momentos. Caminó directo hacia el pequeño bar que tenía en el salón.Sus manos, aunque firmes, dejaban ver un leve temblor cuando tomó la botella de whisky escocés y la destapó con parsimonia. Vertió el líquido dorado en un vaso ancho, sin hielo, y lo observó unos segundos antes de llevarlo a sus labios. El alcohol le quemó la garganta, pero no hizo gesto alguno. Se sentó en el sillón de cuero negro, dejando que el peso del mundo se deslizara momentáneamente por sus hombros, amaba Aurora, de eso no cabia la menor duda, solo que ella había decidió burlarse de él, y lo peor en sus propias narices.Si bien él había estado con Eva, la novia de Dante, él había decidió buscar el
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