Las gemelas, Mila y Mia, vieron a su papá, Terrance, y por un momento, sus ojos se iluminaron con una chispa de esperanza.Sonrieron brevemente, pero la sonrisa desapareció tan rápido como llegó.Sin poder contenerse, se lanzaron a sus brazos, pero los sollozos no tardaron en llegar.—¡Papito! —gritaron al unísono, señalando hacia el edificio que aún ardía en llamas—¡Mami se cayó! ¡Ya no se levantó, papi! ¡No respirábamos! —dijo MilaEl corazón de Terrance se detuvo por un segundo.El miedo lo envolvió de inmediato, un terror profundo que no se podía describir con palabras.Su cuerpo, por instinto, abrazó a las niñas con más fuerza. No importaba que el fuego siguiera devorando todo a su alrededor; ellas estaban seguras en sus brazos, pero aún sentía que el suelo se desmoronaba bajo sus pies.Uno de sus guardias se acercó, buscando las órdenes de su jefe, pero Terrance estaba fuera de sí.Su voz, quebrada, pero firme, resonó con furia.—¡Cuida a mis niñas como si fueran tu propia vida!
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