La tensión se mantenía en la sala, Rebeca se sentía impotente sin poder hacer nada, Iván, estaba fuera de control. Betty gritaba aterrada: —¡No! Por favor, Iván, no me mates, si llegas a hacerlo, estarías atentando contra tu propio hijo, no lo hagas, por favor. En ese momento, se escuchó la voz del detective hablando a través de un megáfono: —¡Atención, señor Iván! La casa está rodeada de policías. Le advierto que no tiene escapatoria y es mejor que se entregue por las buenas para evitar un desenlace fatal. Deje a sus dos rehenes en libertad y salga con las manos en alto. Repito, no tiene escapatoria. Iván estaba totalmente desesperado y nervioso porque sabía que las cosas se le habían complicado grandemente. Su única salida era mantener de rehén a Betty mientras la amenazaba con el filoso cuchillo. En ese momento, sonó el celular de Betty y cuando iba a contestar Rebeca, Iván le gritó: —¡Espera, Rebeca! ¡No te atrevas a contestar! —Pero, Iván, por favor, tienes que
Leer más