— Pero cariño, a mi no me corresponde hablar de eso, lo que tú tienes que hacer es conversar con Christopher y aclarar tus dudas cariño, es más deberías de ir a verlo en la Empresa, te llevo yo, a mi yerno va a encantarle una visita tuya.— No quiero molestarlo mamá.— Cariño, para Christopher Davenport tu no eres una molestia, vamos, es mejor que hablen y cuanto antes mejor.— Sí, tienes razón mamá, llévame a la Empresa quizás esta conversación ya no tiene razón para seguir siendo alargada.Entre tanto Patricia Granville caminaba con paso elegante y seguro por los pasillos del centro comercial, con varias bolsas de diseñador colgando de su brazo. Su día había transcurrido con normalidad, entre compras y un almuerzo en un restaurante exclusivo. Todo marchaba bien, hasta que, en un descuido, su mirada se desvió a la pantalla de su teléfono y vio algo que la dejó completamente paralizada.Era una publicación de Adela Calloway, una de esas mujeres que no perdían la oportunidad de presumi
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