Todos os capítulos do El Príncipe Despiadado y La Doncella Marchita. : Capítulo 31 - Capítulo 37
37 chapters
31.Lazos.
Rhett mueve una de las paredes de su habitación, enciende un quinqué, entramos por los pasadizos, me pego a su cuerpo abrazándolo por la cintura. —Erys, relájate, si me abrazas así no podré avanzar. —No quiero perderme —Lo aprieto con más fuerza. —No lo harás, te lo prometo, dame la mano. Lo hago y entrelaza nuestros dedos. —Necesito que te aprendas el camino, es el recorrido que harás. Caminamos un poco el quinqué alumbra muy poco, escucho un crujido extraño y vuelvo a pegarme al cuerpo de Rhett, se ríe. —Creo que eso fue una rata. —Dijiste que no había ratas en el castillo. —Dentro de este, Erys necesito que dejes de estar pegada a mi, no estas poniendo atención al camino. Suelta mi agarre, cambia nuestras posiciones, quedando él a mi espalda, me pasa el quinqué y me abraza por los hombros. —Hubieras hecho esto desde el principio. —Te guiare. —No me pierdas y tampoco me sueltes. —No lo haré. Me indica el camino, presto toda la atención en espec
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32.Juegos y secretos.
William me arroja al suelo con un golpe, lo miro mal y se ríe. —Levántate. —Dijiste que serías bueno.—Mentí, levántate. Lo hago y me limpio la sangre del labio, William sigue riéndose. —No le digas a Rhett, no quiero terminar muerto. —No pensaba hacerlo, además está muy ocupado con su prometida, no lo he visto tanto estos últimos días. —¿Te molesta que esté con otra? Sí. Niego con la cabeza. —No, puede hacer lo que quiera, él es el príncipe y yo su doncella, no más. —¿Lo quieres? —No. —¿Cómo terminaste con él? Es algo que no entiendo. —Bruce me vendió a la casa de las flores, estuve ahí un año entero y el rey me compró para ser el “trofeo de guerra” del príncipe. William frunce la boca, se pasa la mano por la cara limpiándose el sudor. —Siento mucho que hayas sido tú la que terminó aquí y en especial que hayas tenido que pasar por todo eso. —No importa ya, ¿seguimos? William asiente con una sonrisa, Make entra nos mira y niega. —Debo de g
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33. Sol.
Rhett cierra la puerta a nuestras espaldas, me siento en la cama, el príncipe me mira, le sonrío, meto la mano en mi pecho y saco el frasco, se lo extiendo. —¿Era eso lo que querías darme? —Sí, ¿qué más sería? —escondo la sonrisa mordiéndome el labio. Me quita el frasco y se sienta a mi lado. —¿Confías en mí? —Sabes que si. —¿Qué tanto? —Mucho y ni siquiera se porque. Sonríe. —¿Recuerdas lo que me leíste sobre el mitridatismo? —Sí. —Eso es lo que estaremos haciendo tú y yo. Abre la boca dejando caer un par de gotas sobre su lengua y traga. —¡Rhett! —No me pasará nada, tú harás lo mismo, confía en mí. —¿Seguro que no pasará nada? —Te lo prometo. Abro la boca, deja caer dos gotas, el sabor amargo me recorre toda la garganta, hago una mueca y Rhett me besa, me acuesta en la cama subiéndome me encima sin romper el beso. —No, pídemelo —digo. —No, pídemelo tú. Me besa el cuello, me abro de piernas y las enredo en su cintura, me reco
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34. Motivos.
Practico toda la noche con William según él, la rabia es buena compañera para el entrenamiento, terminó cansada, pienso en Rhett, pienso en lo que dijo Agnes, en lo que dijo su madre y en lo que dijo Lucille. Entro a mi habitación, Rhett está acostado en la cama jugando con una pelota. —¿Qué haces aquí? —Es mi castillo, puedo estar donde yo quiera. Me quito el arco, lo dejo sobre una mesita de noche, me acuesto a su lado. —Te estaba esperando, supuse que estabas ocupada con William y no quise interrumpirte. —¿A dónde fuiste? ¿Tardaste mucho? —¿Me extrañaste? —Yo no, tú novia si. —¿De qué estás hablando? —Me mira. —Estuvo preguntando por ti, le preguntó a Dolly, a Make y a mi, estaba como loca buscándote, hasta me invitó a su boda. —No irás a la boda, así que simplemente ignora lo que diga Agnes. —Como digas, iré a darme un baño, mañana Make, William y yo nos iremos muy temprano, es el día de… Me callo, el nunca me dice nada y yo le cuento todo, n
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35. Disparo.
Regresamos al castillo, durante el trayecto solo pensé lo que pasó con Gerbera, me despido de Make y William, agradeciéndoles por acompañarme, subo hasta la habitación del príncipe, abro la puerta y lo miro, esta dando vueltas, me mira y se detiene. —Hola —Le sonrió. —Hola. Camino hasta él y lo rodeo con los brazos, me estrecha contra él con fuerza, hecho la cabeza hacia atrás para mirarlo, me besa la punta de la nariz. —¿Por qué traes esa cara? ¿No te divertiste con tus amigas? —Sí, pero pasó algo malo con una de ellas. —¿Qué pasó? ¿Quieres que lo solucione? Puedo hacerlo si te hace sentir mejor. —Reparte besos en mi cara. —Lo solucionaremos. Rhett frunce el entrecejo, lo tomó del cuello para que se incline hacia mí, me estiró para contarle al oído lo que pasó, aunque estemos solos, no se que tan bueno sea hablar de nuestras cosas en voz alta. —¿De verdad? —Sí, supongo que fue cuando nosotros estábamos en Slyth por eso no nos enteramos de lo que pasó. —¿
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36.Realidad.
Cuando despierto, Rhett no está a mi lado, recuerdo sus palabras de anoche, aunque quiero creer que sus sentimientos tras esas palabras son reales, también pienso en la posibilidad de que todo hayas sido efecto de la poción. Voy a mi habitación a cambiarme, tomo mi arco y salgo rumbo al cuartel, de camino me encuentro con Rhett y Agnes, charlando y riendo en el jardín, comen fresas y bebe té. Ojalá el estúpido príncipe se atragante con una fresa y se muera. Los ignoro siguiendo de largo hacia el cuartel, donde Make y William en esperan, entrenamos toda la mañana y la tarde, practicamos con el arco y la espada, faltan dos semanas para el baile de invierno, por lo que debo entrenar mucho más. —¿Estás molesta? Estás entrenando con mucha euforia, más de lo normal. —No, no estoy molesta. —Sí tú dices. —William se ríe. Seguimos entrenando, los músculos me duelen por el ejercicio, por los golpes y caídas, pero aún con todo eso, no desisto, sigo entrenando tan bien como mis
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37.Desespero.
-RHETT-Acababa de decirle a Erys que la que la quería, no entendía el porqué, tampoco sabia si era verdad. Ella no dice nada y su rostro tampoco muestra expresión alguna. La beso cortando la tensión del momento. Al día siguiente tengo la cabeza revuelta y los fastidiosos sonidos que salen de la boca de Agnes solo aumentan mi hartazgo, paso todo el día con ella, hablando sobre la boda y el anuncio de nuestro compromiso. Cuando se va con mi madre para escoger su sortija de compromiso, voy al cuartel a buscar a Erys, me topo con Make que charla con Vince.—Su alteza. Ambos hacen una reverencia.—¿Han visto a Camelia? —No, tiene un par de horas que dejó el cuartel, William se acaba de ir a la cocina.—Nos vemos después. Salgo del cuartel, subo hasta la habitación de Erys, abro la puerta, que cede sin necesidad de introducir la llave lo cual me pone ligeramente de mal humor, le he dicho varias veces que siempre debe cerrarla con llave. La habitación está vacía, frunzo el ceño y las
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