Brith estaba en su casa, sentado en el borde de una silla en su despacho. Había decidido que, sin importar lo que pasara, iría a buscar a Brihana. Pero justo cuando se levantó y caminó hacia la puerta principal, escuchó el timbre.Cuando abrió la puerta, su corazón se detuvo. Allí estaba Brihana, de pie frente a él, con una pequeña bolsa en sus manos. Sus ojos, que alguna vez habían brillado con vida y alegría, ahora estaban apagados, llenos de tristeza y cansancio. Brith sintió un nudo en la garganta al verla así. Era como si toda la luz que ella llevaba consigo hubiera desaparecido."Brihana…" —susurró, incapaz de decir algo más.Los sirvientes corrieron hacia la puerta para tomar el equipaje de Brihana, pero ella levantó una mano, deteniéndolos."No. Yo puedo sola."Brith dio un paso hacia ella, pero Brihana retrocedió, dejando claro que no quería que la tocara. Su mirada era fría, distante. Para ella, Brith ya no era el hombre que amaba; era su peor error, su pesadilla.Amelia ayud
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