El hospital estaba envuelto en un silencio sepulcral, roto solo por el sonido de los pasos apresurados de los médicos y las máquinas que pitaban en las salas de emergencias. Brith Cartier estaba sentado en una de las incómodas sillas de la sala de espera, con las manos entrelazadas y la mirada fija en el suelo. Su rostro reflejaba una mezcla de angustia, rabia y desesperación. Amelia, su hermana menor, estaba en el quirófano luchando por su vida.Cada segundo que pasaba parecía una eternidad. Brith apretó los puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos, recordando la llamada de Amelia antes del accidente. Ella sabía algo sobre Sofía y Andrei, algo importante, algo que podría cambiarlo todo. Pero ahora, ese secreto estaba atrapado en su mente inconsciente, y él no podía hacer nada más que esperar."Por favor, Amelia… no me dejes "—murmuró para sí mismo, con la voz quebrada.Liam y Marko estaban a su lado, tratando de consolarlo, aunque ellos mismos estaban visiblemente afectados.
El sonido monótono del monitor cardíaco llenaba la habitación del hospital, marcando el ritmo lento pero constante del corazón de Amelia Cartier. Su cuerpo estaba conectado a una serie de máquinas que mantenían sus signos vitales estables, pero su rostro, pálido y sereno, parecía el de una persona atrapada en un sueño profundo. Amelia estaba en coma.Brith estaba sentado junto a su cama, con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza entre las manos. Desde el accidente, no había podido dormir ni comer. El peso de la culpa lo aplastaba. Si tan solo hubiera insistido en hablar con Amelia antes, si hubiera estado más alerta, tal vez todo esto se podría haber evitado."Amelia… "—susurró, levantando la cabeza para mirarla—. "Por favor, despierta. Necesito que estés bien. Necesito que me digas lo que sabes."Aunque su voz estaba cargada de tristeza, había algo más detrás de sus palabras: desesperación. Amelia no solo era su hermana, sino también la única persona que podía confirmar sus
El despacho de Andrei estaba sumido en penumbra, iluminado solo por la luz tenue de una lámpara de escritorio. Su rostro permanecía serio mientras tamborileaba los dedos contra la madera pulida. Frente a él, Sofía estaba sentada con los brazos cruzados, observándolo con una mezcla de preocupación e incertidumbre. La situación se estaba saliendo de control, y ambos lo sabían."Jean-Luc Moreau —murmuró Andrei, como si el nombre fuera un veneno en su lengua—. "Él es la clave de todo. Si Amelia sabía algo, es porque él se lo dijo. Y si no lo detenemos, será cuestión de tiempo antes de que vaya tras Brith."Sofía asintió lentamente, aunque no podía evitar sentirse inquieta. Jean-Luc era un hombre astuto, siempre un paso adelante, y enfrentarse a él no sería fácil."El problema es que no sabemos cómo encontrarlo" —dijo ella, con un tono de frustración—. "Jean-Luc no es alguien que se deje atrapar fácilmente. Siempre se mueve en las sombras."Andrei se reclinó en su silla, con una expresión s
Brihana estaba parada en el umbral de la puerta, con el corazón latiendo a mil por hora. Había corrido desde el aeropuerto al hospital en cuanto supo lo que había pasado con Amelia. Aunque no estaba segura de qué esperaba encontrar, sabía que tenía que estar ahí. Amelia no era solo su ex cuñada, era su amiga, su confidente. Una persona que siempre la había apoyado, incluso cuando su matrimonio con Brith se desmoronaba.Pero lo que no esperaba, lo que no estaba preparada para enfrentar, era la primera cara que vio al entrar a la habitación: Brith.Él estaba sentado al borde de la cama de Amelia, con el rostro demacrado y los ojos llenos de un dolor que ella reconocía demasiado bien. Era un hombre al borde del colapso, pero incluso así, seguía siendo el mismo Brith que había amado con todo su ser. El Brith que la había hecho sentir viva y rota al mismo tiempo."Hola" —dijo ella, casi en un susurro.Brith levantó la cabeza, sorprendido por su presencia. Sus ojos se encontraron, y por un
Brihana salió del hospital con pasos decididos, aunque por dentro sentía un torbellino de emociones. Estevan y Tiffany caminaban junto a ella, hablando sobre el itinerario del día, pero su mente estaba en otra parte. Ver a Amelia en ese estado la había destrozado, y enfrentarse a Brith después de tanto tiempo solo había empeorado las cosas. Sin embargo, no iba a permitirse flaquear. Había llenado su agenda hasta el tope precisamente para no pensar en su dolor, en su tristeza, en lo que había perdido."Brihana, ¿estás bien? "—preguntó Tiffany, mirándola de reojo mientras subían al auto de lujo que los esperaba afuera."Sí, estoy bien" —respondió ella, con una sonrisa débil—. "Solo quiero enfocarme en lo que tenemos que hacer hoy."Esteban, sentado al otro lado del auto, sonrió ligeramente."Eso es lo que me gusta de ti, Brihana. Siempre profesional, siempre enfocada. Hoy será un gran día, ya lo verás."Brihana asintió, aunque no compartía su entusiasmo. Sabía que tenía que mantener las
La noche había caído sobre Rotor, y las luces de la ciudad brillaban como estrellas en el horizonte. Brihana y Tiffany estaban sentadas en la sala de la suite del hotel, con una copa de vino en la mano. La sesión de fotos había sido agotadora, pero Tiffany aún tenía algo pendiente que contarle a su amiga."Bueno, ¿me vas a decir de una vez ese "chisme" que tanto te emociona?" —preguntó Brihana, arqueando una ceja mientras se recostaba en el sofá.Tiffany sonrió, disfrutando del momento."Te prometo que vale la pena, Bri." —Se inclinó un poco hacia adelante, como si fuera a compartir un secreto de estado—. "Brith estuvo en Éclat hoy."Brihana no mostró sorpresa alguna. En lugar de eso, tomó un sorbo de su vino y respondió con calma:"Tiene sentido. Creo que también es uno de los inversionistas de la marca. No es raro que esté ahí."Tiffany negó con la cabeza, frustrada por la indiferencia de Brihana."No, no, no. No estuvo ahí por ninguna reunión. Estuvo en el backstage. Te estuvo mira
Brith estaba sentado en su auto, con las luces del estacionamiento iluminando tenuemente el interior. El motor estaba apagado, y el silencio era casi absoluto. Había pasado un día largo y agotador, lleno de enfrentamientos que lo habían dejado con la mente enredada en pensamientos. Mientras se masajeaba las sienes, tratando de aliviar la tensión, alguien golpeó suavemente la ventana de su auto.Frunció el ceño y giró la cabeza hacia la ventanilla. Un hombre de mediana edad, vestido con ropa oscura y una gorra que ocultaba parcialmente su rostro, lo miraba con seriedad."¿Qué quiere?" —preguntó Brith, bajando la ventana lo suficiente como para escuchar al hombre."Necesito hablar con usted, pero no aquí "—dijo el hombre, mirando nerviosamente a su alrededor—. "Su auto está siendo seguido. No es seguro."Brith arqueó una ceja, desconfiado. Miró rápidamente por el retrovisor, buscando algún auto sospechoso."¿Y quién demonios es usted?" —preguntó, con un tono cortante.El hombre no respo
La mañana era tranquila en la casa de los padres de Brihana. El aroma del café recién hecho llenaba el aire, mientras los primeros rayos del sol iluminaban las paredes de la cocina. Brihana estaba sentada frente a su padre, quien parecía preocupado. Él sostenía un periódico en la mano, pero su atención estaba completamente en su hija."Brihana, hay algo de lo que necesito hablar contigo" —dijo su padre, con un tono serio.Ella dejó su taza de café sobre la mesa y lo miró con curiosidad."¿Qué sucede, papá? ¿Es algo relacionado con la empresa?"Él asintió lentamente, dejando el periódico a un lado."Sí, y es algo grave. Cartier está enfrentando un problema fundamental con uno de sus productos. Algunas personas han reportado reacciones alérgicas al usar una de sus nuevas líneas de joyería, y eso está afectando no solo a su reputación, sino también a nuestro negocio."Brihana frunció el ceño, intentando procesar la información."¿Cómo afecta eso a nuestra empresa? Nosotros no tenemos relaci