—¿Te das cuenta de lo que eso significa verdad? —pronunció Idan con seriedad. —Sí, al parecer mis padres y por ende yo, éramos miembros de Fenith. —¿Y por qué te buscarían? —Quizás mis padres eran desertores de la organización, estaban dándoles caza y huían cuando tuvimos el accidente. Es solo una suposición. —Solo eras un niño, no habría razón para que aún vengan tras de ti. Además cuando interrogué a Fabio él dijo que te perseguían porque tú eras la clave. —¿La clave de qué? —arrugó la frente. —Si lo supiera te diría. —Maldición —resopló —, no se detendrán, volverán. —No pasa nada, mientras me seas de utilidad yo te ayudaré. Se abstuvo de decir nada más, pero aquellas palabras no le daban mucha esperanza. Tampoco quería ser la damisela en peligro de nadie, ni que su vida dependiera de la protección de Idan, menos cuando sabía que el criminal también era un enemigo. Cielle caminó hacia la puerta para marcharse, pero antes de poder salir la voz de Idan lo detuvo.
Leer más