El sol empezaba a asomar por la ventana. Ámbar y Julián seguían abrazados, aún envueltos en la calidez de la noche. La respiración de ambos era lenta y acompasada, como si quisieran detener el tiempo en ese preciso instante. Los pensamientos solo estaban en disfrutar cada minuto que pasaba, dejando atrás todo lo que implicaba que ellos estuviesen juntos. No solo una relación a larga distancia también oculta ante los padres de ámbar y ante el mundo entero.Julián, deseaba decirle a su lobita, que en su ausencia evitara a ese chico, el cual no paraba de llamarla, porque aunque ella no contestara, a Julián le molestaba un poco.Ámbar fue la primera en romper el silencio que los acompañaba.—Tengo miedo —musito en el pecho de Julián.—¿Miedo? —indago Julián.—Sí, miedo de cómo tome mi familia, nuestra relación —explico Ámbar.Julián besó la coronilla de su cabeza, apretándola más hacia su cuerpo.Él también sentía miedo sobre eso, no solo porque ambas era única hija y algo menor que él.
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