Mi diario de guerra explotó en las redes. Las imágenes que capturé mostraban, sin filtro alguno, el impacto de la guerra sobre la gente común.Una de las escenas más impactantes era la de una niña con medio cráneo aplastado. Sin anestesia, Dante, en su desesperación por salvarla, la había atado de pies y manos mientras la operaba de emergencia. Yo, entre sollozos, narraba para la cámara:—Este dolor es insoportable hasta para un adulto. Esta niña solo puede llorar, perder la conciencia… pero no podemos detenernos, no, no si queremos salvarle la vida.Después, mis palabras finales en el video, una declaración llena de esperanza:—Mi sueño es la paz mundial.La imagen congelada en mi rostro se volvió blanco y negro, como si fuera una fotografía póstuma. Mi ataúd, cubierto con la bandera nacional, se convirtió en un símbolo de sacrificio.A mi funeral asistieron colegas y figuras de los medios. Mis padres se sostenían el uno al otro, mi padre abrazaba a mi madre, temeroso de que el peso d
Leer más