Capítulo 5
John apenas lo miró, concentrado en su tarea.

—Se fue a casa.

Dante suspiró, aliviado.

—¿Cuándo partió?

John esbozó una sonrisa irónica.

—Si te apuras, tal vez la encuentres en el aeropuerto.

Dante asintió y se preparaba para salir cuando Marta apareció, tambaleándose hacia él. Su cara estaba manchada de tierra, y los brazos y piernas, llenos de raspones; su pierna herida comenzaba a sangrar de nuevo.

Dante no dudó. Corrió a su encuentro y la levantó con delicadeza.

—¿Qué haces aquí? —La miraba con una mezcla de ternura y preocupación.

Marta, acurrucada en su pecho, susurró:

—Tenía miedo de que me dejaras.

Dante guardó silencio un momento, perdido en sus pensamientos. Al dejarla en la cama, murmuró:

—Ojalá Leonor fuera como tú.

Marta no dejó pasar el comentario.

—¿Leonor se fue otra vez, verdad? La vez pasada también te dejó solo aquí en el frente. No te preocupes, Dante, yo nunca te abandonaría.

¿Qué estaba diciendo? Solté una sonrisa irónica y dejé que mis recuerdos me absorbieran un
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