CAPÍTULO 31: ARRODÍLLATELa mirada de Clara juzgadora de clara perfora hasta el orgullo de Katherine, pero ella no se permite flaquear. Se endereza, adoptando una postura serena, aunque sus manos tiemblan ligeramente mientras deja la llave colgando de la cerradura.—Estoy abriendo la oficina —dice con calma.Clara arquea una ceja con incredulidad.—Sí, eso es obvio, pero tú ya no trabajas aquí. Hace dos semanas que te despidieron. Así que, vuelvo a preguntar: ¿qué haces aquí?Katherine respira hondo, buscando paciencia.—El CEO de la empresa me pidió que viniera…Antes de que pueda terminar, Clara estalla en una carcajada burlona.—¡Ay, por favor! No me tomes por idiota. Tú y yo sabemos perfectamente que fue él mismo quien te despidió. ¿Qué pasa, Katherine? ¿De dónde sacaste esas llaves? ¿O debo asumir que las robaste? Porque, a todas luces, eso parece.La acusación hace que la sangre de la pelirroja hierva, pero ella se obliga a mantener la compostura. La insinuación es grave, pero n
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