CAPÍTULO 35: LA ÚLTIMA VEZKatherine apenas puede contener las emociones que la dominan. La intensidad del momento, la pasión desbordada y lo prohibido de la situación la han dejado sin aliento, queriendo por un instante quedarse en aquel mundo ficticio donde Anthony parece ser todo lo que necesita. Pero un ruido fuerte la devuelve a la realidad de golpe.Sus ojos se abren con alarma mientras su mente procesa el entorno: un almacén lleno de posibles testigos. Sus mejillas se tiñen de rojo mientras recoge su ropa apresuradamente.—¿Qué fue eso? —pregunta con nerviosismo, ajustándose el pantalón mientras siente cómo su corazón late desbocado.Anthony, en cambio, está tan tranquilo como siempre. Saca un pañuelo de su bolsillo y, con un aire completamente despreocupado, se limpia la boca con una lentitud deliberada, como si acabara de disfrutar el más exquisito de los banquetes.—Tranquila, nadie viene por aquí —dice con una calma irritante, guardando el pañuelo como si nada hubiera pasad
CAPÍTULO 36: DEBE SER EL DESTINOCuando la pelirroja llega a la casa —que Anthony alquiló para ella—, apenas puede controlar la rabia y las lágrimas que ruedan por sus mejillas. No puede sacarse de la cabeza la voz burlona de Anthony llamándola “put4” y entonces la rabia vuelve a apoderarse de ella.Se detiene frente a la puerta, incapaz de moverse. Mira la fachada de la casa con desprecio, como si su sola existencia fuera una extensión de Anthony y todo lo que representa. No quiere entrar en la casa, no quiere volver a saber absolutamente nada de él, ni nada que lo relacione. Poco le importa el contrato, el dinero que le prometió o que todavía deben fingir que son algo. Ella simplemente no quiere volver a verlo nunca más.—Claro, para él es tan sencillo como utilizarme —espeta consigo misma apretando los dientes—, para él no soy más que un mero objeto que usa para engañar a todos, no le importa lo que siento, no le importa que sus caricias me confundan y me hagan desear… —Katherine d
CAPÍTULO 37: ENFRENTANDOSE AL MAFIOSOEl médico que atiende a Lucy camina con calma hacia ellas, entra con el alta en la mano. Katherine se pone de pie, ya más tranquila al saber que lo de su hija no es nada grave. Una sonrisa serena adorna su rostro mientras observa a Lucy juguetear con las cintas de su manta.—Aquí tienes el alta, señora Cullen. Como mencioné, mantenga una dieta blanda y nada de dulces por algunos días —indica el médico, lanzándole una sonrisa cómplice a la niña.—¿Nada de galletas? —protesta Lucy con un puchero, frunce el ceño como si acabaran de decirle que el mundo se acabará.—Nada de galletas hasta que estés mejor —confirma el doctor con una paciencia que solo alguien acostumbrado a tratar con niños podría tener.Lucy se cruza de brazos, claramente enojada, pero Katherine se acerca a ella y, con un par de cosquillas rápidas en su vientre, transforma su descontento en una risa sonora.—Muchas gracias por todo, doctor —dice Katherine con gratitud, mientras el méd
CAPÍTULO 38: SE REVELA LA RELACIÓNPara sorpresa de Katherine, Anthony no la llama ni intenta buscarla en su antiguo departamento. Ese silencio, lejos de tranquilizarla, la inquieta aún más. Aunque Lucy duerme plácidamente en sus brazos, Katherine pasa la noche en vela. Su mente corre, llena de suposiciones y temores, mientras sus ojos permanecen fijos en la puerta, como si en cualquier momento él pudiera irrumpir y arrastrarla de vuelta a su lado.Por la mañana, la claridad de un sol radiante inunda el pequeño departamento. Katherine intenta sacudirse la pesadez del insomnio y prepara un desayuno nutritivo para Lucy siguiendo las recomendaciones del médico.—¿Hoy sí iremos con papá? —pregunta la niña con la voz dulce de quien no entiende el peso de sus palabras.Katherine deja escapar un suspiro y se sienta frente a ella. Sabe que no puede seguir evitando la conversación; necesita aclararle las cosas antes de que las ilusiones de su hija crezcan más.—Mi amor, entiendes que Anthony n
CAPÍTULO 39: UNA CITA CON EL PASADOKatherine nunca imaginó que reencontrarse con Michael, su crush de infancia, la emocionaría tanto. Aunque han pasado años, él sigue siendo el mismo chico carismático y dulce que recordaba. Sin embargo, ahora es mucho más que eso: su porte musculoso, sus ojos oscuros llenos de intensidad y su sonrisa cálida y coqueta lo convierten en un hombre irresistible, con una presencia tan magnética que parece un dios africano encarnado.Al llegar al restaurante, Michael le abre la puerta con caballerosidad y luego le sostiene la silla para que se siente, un gesto que Katherine no puede evitar encontrar encantador.—No puedo creer que te hayas convertido en detective —comenta ella mientras toma el menú.—Siempre fui un hombre de sorpresas —responde Michael, esbozando una sonrisa.Katherine ríe suavemente.—Pero si mal no recuerdo, siempre decías que la policía era una…—Vamos, dilo sin miedo.—Una mierd4 corrupta —susurra ella, inclinándose hacia él con una piz
CAPÍTULO 40: TODO TIENE UN COSTOAnthony nunca había sentido que alguien lo enfrentara con tanta determinación, tanto ímpetu y, sobre todo, sin un rastro de miedo. Katherine no le teme. Esa certeza lo sacude, lo fascina, y lo enfurece a partes iguales.La rebelde pelirroja está ahí frente a él, con los ojos encendidos de rabia, como si fuera capaz de quemarlo con solo mirarlo. Ahora entiende su actitud. Sabe por qué lo ha estado evitando, por qué lo trata con tanto desdén. Escuchó la conversación con Joseph en la oficina.—Suéltame —le espeta con los dientes apretados y su voz cargada de furia—. Tú no eres mi dueño, y si es por ese contrato, rómpelo. No quiero nada de ti ni de tu maldit0 dinero.Sus palabras son como un desafío directo al hombre que lo controla todo. Anthony siente el fuego de su rabia, pero en lugar de enfriar su ardor, ese fuego alimenta algo más oscuro en su interior, algo que lo consume cada vez más. Si ya estaba obsesionado con ella, ahora no hay duda: Katherine
CAPÍTULO 41: UNA NOCHE EN LA CÁRCELEl trayecto hacia la estación transcurre en un silencio tenso. Ninguno de los dos hombres pronuncia palabra, pero la tensión entre ellos es obvia.Cuando llegan, los oficiales escoltan a Anthony hacia el interior, sin darle oportunidad de resistirse. Lo conducen directamente a una celda vacía, fría y sombría. Anthony entra con calma, sin perder su aire de superioridad.Observa sus alrededores con un gesto indiferente, pero su mente trabaja rápido. Nota que no hay formalidades, ni proceso, ni siquiera la rutina básica de registro. Eso solo puede significar una cosa: Michael aún no ha presentado cargos formales.Una sonrisa lenta y peligrosa se forma en sus labios.—Vaya, interesante forma de demostrar autoridad, detective —le dice con un dejo de burla y desafío—. Me encierras aquí porque no puedes manejar la competencia. Aunque, siendo sinceros, no sé si llamaría competencia a esto… —Se inclina contra los barrotes, sus ojos brillan con un fuego que i
CAPÍTULO 42: CONVENCIENDO AL DETECTIVEEl taxi se detiene frente a la estación de policía. Katherine paga al conductor y sale del auto ajustando la bufanda alrededor de su cuello para protegerse del frío de la noche. Siente un nudo en el estómago mientras contempla el edificio. No está segura de por qué está ahí, pero la idea de dejar a Anthony encerrado le resulta insoportable, incluso si él a menudo la saca de quicio.Con pasos vacilantes entra en la estación mientras sus zapatos resuenan en el suelo de baldosas. El ambiente está tranquilo, casi desierto a esas horas. Se acerca al mostrador y pide hablar con Michael.—Este no es horario de visitas —le dice el oficial de turno con un tono neutral.Katherine abre la boca para insistir, pero antes de que pueda decir algo más, una voz familiar interrumpe.—Déjala pasar.Michael aparece desde un pasillo cercano, mirándola con sorpresa. Hace un gesto con la cabeza y Katherine lo sigue hasta su oficina. Él cierra la puerta tras ellos, y se