Su padre de inmediato se puso en pies y se dirigió a Maxwell, mientras que Aria permaneció en la mesa, llena de nervios. —Maxwell, es un placer tenerte por aquí, por favor toma asiento, te atenderé de inmediato. Estela miró a Aria y abrió los ojos de par en par. Aria quería salir corriendo de allí y evitarlo a toda costa, sin embargo, no podía escapar esa vez. —Se lo agradezco, señor King, pero solo voy a pedir un café, ya sabe, sin azúcar. —De acuerdo, yo mismo lo serviré, vuelvo pronto. Entonces, Maxwell se acercó a Aria. ¿Por qué rayos Kensington no se fue directo al trabajo? ¡¿Tenía que aparecer justo allí?! —Aria, nos encontramos por casualidad. Ella rodó los ojos. —Así es, ¿por qué justo esta cafetería? Además, si querías un café, solo tenías que pedirlo en la oficina. Él, elegantemente sentado y mirándola con una ceja arqueada, la retó. —¿Tienes algún problema con eso? Es decir, ¿por qué no podría venir a la cafetería de tu padre? Soy como un hijo para él. —No brome
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