62. UN INTRUSO EN LA NOCHE
Cuando mis labios por fin tocaron los suyos, algo se activó en mí. No hubo lugar para la duda ni espacio para el pensamiento racional; cada fibra de mi ser gritaba que ella era la otra mitad de mi alma. Me juré a mí mismo hacer las cosas bien, ganar su aceptación, su confianza... pero esa maldita cita me lo pone difícil.¿Cómo puedo permanecer en calma cuando sé que, en este preciso instante, otro hombre tiene su atención? Alguien la mira con intenciones que no le corresponde, y ella, en su inocencia, aún no lo comprende. No podía dejarme ver, pero estuve allí, en cada uno de sus pasos junto a él. Escuché cada palabra, analicé cada reacción y eso... eso me está llevando al límite.Es un hombre hábil, lo reconozco, pero no avanzará más de lo que lo ha hecho hoy. Cuando ese animal atacó, estuve a un instante de destrozarlo sin medir las consecuencias, pero él reaccionó antes. Tomó la primera espada que encontró y, con una única estocada precisa, redujo a la bestia a una agonía lenta y d
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