Capítulo 9Bruno se queda paralizado al ver a la loba frente a él, desnuda. Su mirada recorre su cuerpo de arriba a abajo, y sus labios permanecen entreabiertos, incapaz de articular palabra.—Yo...—¡Sal de aquí! —grita Ariadna, mientras se agacha para recoger su vestido del suelo, cubriendo su cuerpo con rapidez.Él obedece, cierra la puerta tras de sí y, en lugar de regresar a su habitación, decide dormir en el estudio para evitar incomodarla más.Bruno no logra dejar de pensar en ella, pero no es solo por su belleza. Es su carácter, su fortaleza, esa actitud aguerrida que lo desconcierta y lo atrae. "No es como nadie que haya conocido", piensa.Más tarde, su mejor amigo, el lobo David, regresa de un viaje a otra manada. Trae consigo una botella de whisky, y ambos se sientan a conversar. Bruno decide contarle lo que sucede con Ariadna.—Es... incorregible —admite mientras se sirve un trago.—¿Qué esperabas? —responde David con seriedad—. No es como nosotros, Bruno. Además, no olvid
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