Capítulo 6Nicolás sonríe y mira con burla a su hermano. —Creo que solo confirmaste lo que ya sabemos. Yo soy el Alfa y el heredero de la fortuna de mi padre. Con el embarazo de Luciana, confirmaré que siempre fui mejor que tú, Bruno. —Te equivocas —responde Bruno, tomando la mano de su esposa y dándole un beso, fingiendo una felicidad que no existe entre ellos. —¿Estás sordo? El que tenga el primer heredero... —Nicolás lo mira desafiante—Varón, el primer heredero varón. Nada te asegura que ese bebé que espera tu esposa sea un niño —lo interrumpe Bruno, manteniendo la calma. Henry asiente, respaldando las palabras de Bruno. —Debemos esperar a que el bebé nazca para saberlo. —¡Luciana me dará un varón! —grita Nicolás, enérgico, ordenando a las dos lobas salir de la habitación. Ariadna se levanta de su silla, pero Bruno la toma por el cuello y le da un beso apasionado. Ella lo mira furiosa, con los ojos llenos de rabia. Luciana se acerca a Ariadna con un gesto serio.
Capítulo 7Bruno llega con Ariadna en brazos. La loba tiene fiebre alta y tiembla de frío. Ordena a Lola que llame al médico de inmediato. Luego la acuesta en su cama y la cubre con sábanas para intentar darle calor. El médico de la manada llega minutos después. Examina a Ariadna y le administra algunos medicamentos. —Mi señor, quizá usted no lo sepa, pero la loba Ariadna fue muy enfermiza de niña, especialmente después de caer en un lago congelado. Situaciones como esta podrían ser letales para ella. Bruno abre los ojos con preocupación y le promete al médico que él mismo se encargará de cuidarla. Después, le ordena que se retire. Se siente culpable; de haber sabido sobre la condición de Ariadna, jamás la habría sometido a ese trabajo. —No debí hacerlo... —murmura Bruno mientras se acerca a ella. Le da un suave beso en los labios, un gesto que parece devolverle el calor a la loba. Ariadna abre los ojos lentamente. Al notar a Bruno tan cerca, se enfurece y lo empuja con
Capítulo 8 Bruno empuja a Nicolás, quien cae al suelo, mientras ayuda a levantar a Ariadna, que tiembla visiblemente. —¡Ella es mi esposa! —gruñe el lobo mientras se acerca y golpea a su hermano, que sigue en el suelo. —Deja de engañarte, ella es mía, me desea. Ariadna merece estar a mi lado, con un ganador, no con un bastardo —responde Nicolás, limpiándose la sangre que brota de su boca. —Vámonos, no quiero que pelees —le suplica Ariadna a Bruno mientras se coloca el vestido con rapidez. —Te lo advierto: quiero verte lejos de ella —gruñe Bruno, amenazando al Alfa. —Tú no me das órdenes, bastardo. —Por ahora... porque yo le daré el varón que necesita para ser Alfa. —Ariadna mira a Nicolás con rabia. Bruno la sube en su caballo y regresan a casa. Ella siente alivio, segura, Bruno le brindó protección y eso la hace sentir bien.—Gracias. No esperaba que él se acercara de esa manera —murmura Ariadna, aún temblando. Había conocido un lado de Nicolás que nunca imaginó. Su
Capítulo 9Bruno se queda paralizado al ver a la loba frente a él, desnuda. Su mirada recorre su cuerpo de arriba a abajo, y sus labios permanecen entreabiertos, incapaz de articular palabra.—Yo...—¡Sal de aquí! —grita Ariadna, mientras se agacha para recoger su vestido del suelo, cubriendo su cuerpo con rapidez.Él obedece, cierra la puerta tras de sí y, en lugar de regresar a su habitación, decide dormir en el estudio para evitar incomodarla más.Bruno no logra dejar de pensar en ella, pero no es solo por su belleza. Es su carácter, su fortaleza, esa actitud aguerrida que lo desconcierta y lo atrae. "No es como nadie que haya conocido", piensa.Más tarde, su mejor amigo, el lobo David, regresa de un viaje a otra manada. Trae consigo una botella de whisky, y ambos se sientan a conversar. Bruno decide contarle lo que sucede con Ariadna.—Es... incorregible —admite mientras se sirve un trago.—¿Qué esperabas? —responde David con seriedad—. No es como nosotros, Bruno. Además, no olvid
Capítulo 10Lola observa en los ojos de Bruno los celos que le provoca la idea que Ariadna le ha metido en la cabeza. La loba no soporta la idea de perderlo y aprovecha la oportunidad para incendiar las caballerizas con Ariadna dentro. Ariadna duerme profundamente tras llorar tanto que el agotamiento la vence. La agonía de descubrir una verdad dolorosa le ha dejado sin fuerzas. El calor intenso la despierta; abre los ojos y se encuentra rodeada de humo. Apenas puede respirar. —¡Ayuda! —grita desesperada con todas sus fuerzas. Bruno está afuera. Sus lobos intentan apagar las llamas, que desprenden un denso humo negro. El corazón del lobo parece arder junto con el incendio. Sin dudarlo, corre hacia el interior, ignorando cómo las brasas consumen su piel. La encuentra tosiendo en un rincón, la toma en brazos y logra sacarla de allí. Cae al suelo mientras los demás apagan las llamas que aún quedan impregnadas en su espalda. Ariadna abre los ojos sobresaltada, encontrándose
Capítulo 11 Ariadna siente cómo las caricias de Bruno se vuelven más intensas. Un suave quejido escapa de sus labios mientras el lobo desliza su mano bajo la pijama, alcanzando su feminidad. —Estás... húmeda —murmura, con un tono grave y cargado de deseo. La loba, inexperta, siente cómo una oleada de emociones inunda su cuerpo. Su respiración se acelera y, sin pensarlo, aferra la espalda de Bruno con fuerza, mientras un estremecimiento recorre su piel. Bruno baja los tirantes de su pijama y empieza a besarla por la clavícula. Con cuidado, toma uno de sus pechos, aún cubierto por la tela, y lo acaricia con su boca. —Bruno... No... Por favor. Ariadna se aparta de él bruscamente y se retira de la cama. Su frente está perlada de sudor, y todo su cuerpo tiembla como si fuera de gelatina. —¿Por qué? Tú lo deseas tanto como yo. Déjate llevar —Bruno intenta acercarse, ignorando la incomodidad que le provoca su erección. —Es mi primera vez, y no puedo entregarle mi virtud a un.
Capítulo 12Ariadna y Bruno bailan en medio del salón. Las miradas se concentran en ellos, y, contrario a lo que esperaban Luciana y Nicolás, ambos logran captar toda la atención. —Señorita Ariadna, ¿me permite esta pieza? —un lobo elegante se acerca. Es Sam, el Alfa de la manada Crown. Ariadna lo abraza y sonríe al verlo, tomándolo de las manos. Es un viejo amigo. Bruno siente celos, pero en un intento por ocultar sus nacientes sentimientos, se aleja de la loba y se dirige a la barra. —¿Cuándo regresaste? Pensé que lo harías después —dice ella con una sonrisa. —Me enteré de tu boda, Ariadna. ¿Estás bien? —Sam acaricia su rostro con suavidad. —Sí. ¿Por qué no lo estaría? —ella responde con calma, aunque su sonrisa parece forzada. Desde la barra, Bruno observa con enojo la cercanía entre Ariadna y aquel lobo. No soporta el ardor de los celos, aunque intenta controlarse. Una loba sensual se le acerca. —Así que tú eres el famoso bastardo del Alfa —dice, sonriendo mientr
Capítulo 13 Ariadna se queda paralizada. Su padre le aconseja que pase la noche en casa y que luego hable con Bruno sobre lo sucedido. Al salir, Nicolás se acerca con una sonrisa burlona. —¿Qué pasó, querida? ¿Acaso tu esposo ya se olvidó de ti? —Si es así, no debería importarte —responde ella, suspirando al notar cómo la élite de la manada presta atención a las burlas de Nicolás. —Me preocupa, soy el Alfa. Si mi hermano desprecia mis sobras, es como si al final yo no tuviera buen gusto. Los lobos presentes estallan en carcajadas. Ariadna se siente humillada, y Henry le pide a un alcoholizado Nicolás que controle sus comentarios. —¿Sabes qué debería preocuparte? Contar cuántos cachorros omegas tienes con las lobas que secuestras y abusas. La fiesta se detiene en un silencio sepulcral. Los lobos de la élite abren los ojos con sorpresa y palidecen. —¿Por qué no se siguen riendo, caballeros? —Marcia se acerca, decidida a apoyar a Ariadna ante aquel ruin ataque. —No me d