Capítulo 11 Ariadna siente cómo las caricias de Bruno se vuelven más intensas. Un suave quejido escapa de sus labios mientras el lobo desliza su mano bajo la pijama, alcanzando su feminidad. —Estás... húmeda —murmura, con un tono grave y cargado de deseo. La loba, inexperta, siente cómo una oleada de emociones inunda su cuerpo. Su respiración se acelera y, sin pensarlo, aferra la espalda de Bruno con fuerza, mientras un estremecimiento recorre su piel. Bruno baja los tirantes de su pijama y empieza a besarla por la clavícula. Con cuidado, toma uno de sus pechos, aún cubierto por la tela, y lo acaricia con su boca. —Bruno... No... Por favor. Ariadna se aparta de él bruscamente y se retira de la cama. Su frente está perlada de sudor, y todo su cuerpo tiembla como si fuera de gelatina. —¿Por qué? Tú lo deseas tanto como yo. Déjate llevar —Bruno intenta acercarse, ignorando la incomodidad que le provoca su erección. —Es mi primera vez, y no puedo entregarle mi virtud a un.
Capítulo 12Ariadna y Bruno bailan en medio del salón. Las miradas se concentran en ellos, y, contrario a lo que esperaban Luciana y Nicolás, ambos logran captar toda la atención. —Señorita Ariadna, ¿me permite esta pieza? —un lobo elegante se acerca. Es Sam, el Alfa de la manada Crown. Ariadna lo abraza y sonríe al verlo, tomándolo de las manos. Es un viejo amigo. Bruno siente celos, pero en un intento por ocultar sus nacientes sentimientos, se aleja de la loba y se dirige a la barra. —¿Cuándo regresaste? Pensé que lo harías después —dice ella con una sonrisa. —Me enteré de tu boda, Ariadna. ¿Estás bien? —Sam acaricia su rostro con suavidad. —Sí. ¿Por qué no lo estaría? —ella responde con calma, aunque su sonrisa parece forzada. Desde la barra, Bruno observa con enojo la cercanía entre Ariadna y aquel lobo. No soporta el ardor de los celos, aunque intenta controlarse. Una loba sensual se le acerca. —Así que tú eres el famoso bastardo del Alfa —dice, sonriendo mientr
Capítulo 13 Ariadna se queda paralizada. Su padre le aconseja que pase la noche en casa y que luego hable con Bruno sobre lo sucedido. Al salir, Nicolás se acerca con una sonrisa burlona. —¿Qué pasó, querida? ¿Acaso tu esposo ya se olvidó de ti? —Si es así, no debería importarte —responde ella, suspirando al notar cómo la élite de la manada presta atención a las burlas de Nicolás. —Me preocupa, soy el Alfa. Si mi hermano desprecia mis sobras, es como si al final yo no tuviera buen gusto. Los lobos presentes estallan en carcajadas. Ariadna se siente humillada, y Henry le pide a un alcoholizado Nicolás que controle sus comentarios. —¿Sabes qué debería preocuparte? Contar cuántos cachorros omegas tienes con las lobas que secuestras y abusas. La fiesta se detiene en un silencio sepulcral. Los lobos de la élite abren los ojos con sorpresa y palidecen. —¿Por qué no se siguen riendo, caballeros? —Marcia se acerca, decidida a apoyar a Ariadna ante aquel ruin ataque. —No me d
Capítulo 14Bruno se desmaya. Ariadna, aún temblorosa por lo que acaba de presenciar, llama a gritos a la nana Leticia y a David. Ambos logran llevar a Bruno a su habitación. La loba, todavía nerviosa, le pregunta a Leticia qué es lo que está sucediendo. —Bruno es un lobo sanador. Su madre le heredó ese don, pero cada vez que sana a alguien enferma un poco, porque aún no ha logrado liberar a su lobo interior —explica la nana. Ariadna, sorprendida, comprende ahora por qué Bruno siempre parecía sanarla de inmediato, incluso la desaparición de su cicatriz de cachorra, el enfermaba un poco cada vez que la ayudaba.—Me quedaré con él —afirma con determinación. Mientras cuida la fiebre de Bruno, este abre los ojos y sonríe débilmente. —¿Ahora eres mi cuidadora personal? —pregunta, con la frente perlada de sudor. —¿Por qué no me lo dijiste? Yo merecía saber que tenías ese don —le reprocha Ariadna, acariciando su mejilla. —Eso no cambia nada. Sigo siendo un bastardo, y como mi l
Capítulo 15Los ancianos abren los ojos al darse cuenta de que la profecía del Alfa Supremo, quien se revelaría durante el eclipse, está frente a ellos. Bruno, transformado en un imponente lobo negro de ojos rojos, se abalanza contra Nicolás, quien en su forma lobuna es mucho más pequeño. La batalla entre ambos es feroz. Las heridas son profundas, pero Bruno no puede contener la rabia al saber que Nicolás ha marcado a la loba que ama. Leticia y Marcia se acercan a Ariadna, quien sigue mirando fijamente un punto en el vacío. Drogada, la loba sangra por el cuello tras haber sido marcada por los afilados colmillos de Nicolás. El anciano líder del consejo lanza un potente aullido que resuena en los tímpanos de los dos lobos, obligándolos a detener su combate. Nicolás, herido, es atendido por Luciana, quien corre hacia él para ayudarlo, mientras Leticia y David apoyan a Bruno. Bruno se aproxima a Ariadna, toma sus mejillas y la abraza, pero el aroma dulce a chocolate que siempr
Capítulo 16—¡Ella es mi esposa! ¡Sigue siendo mi Luna! —La voz de Bruno retumba en la habitación como un trueno feroz, cargado de determinación. Los ancianos agachan la cabeza, respetuosos ante la autoridad que emana de él. Reconocen el imponente carácter del Alfa y asienten en silencio. —La ceremonia de nombramiento se realiza mañana, coincidiendo con la luna llena —declara uno de ellos, solemne. Bruno permanece congelado. Sus manos tiemblan mientras intenta asimilar todo lo que ocurre. Hace apenas unas horas, su vida era diferente . Saboreaba la felicidad de compartir su existencia con la loba que ama. La tranquilidad que anhelaba parecia al alcance de su mano. Ahora, el bastardo que una vez fue despreciado recibe el reconocimiento como Alfa supremo, con su animal interior despierto y lleno de poder debería sentirse completo, Pero en este camino, perdio lo que más ama. Lola aparece en la sala. Se arrodilla ante él y lo abraza con desesperación. —¿Qué pretendes? —gruñe
Capítulo 17Ariadna abre los ojos, incrédula por lo que acaba de escuchar. Bruno ni siquiera es capaz de sostenerle la mirada.—Ella está marcada por el desterrado Nicolás. —Es indigna. —No sería una buena Luna. Las voces de los lobos susurran a su alrededor, señalándola. Ariadna siente un nudo en el pecho mientras sus palabras la hieren como cuchillos.—Repítelo mirándome a los ojos —le exige a Bruno, firme. —Estás marcada por mi enemigo. No puedes ser una Luna de confianza —repite Bruno con incomodidad evidente, reflejando que esta decisión le pesa.Uno de los ancianos se acerca, con gesto solemne. —Ariadna, debes estar orgullosa de ser la esposa del Alfa. Otro te habría echado de aquí. Sin embargo, no puedes exigir tantas consideraciones. Para ser la Luna de nuestra manada, deberías ser perfecta, y esa marca no te lo permite. El anciano señala el cuello de Ariadna, donde la marca, a ojos de todos, resulta repulsiva. Para ella, esa cicatriz es un recordatorio de su dolor
Capítulo 18Ariadna abraza a Leticia. —No quiero sentirme así... Todos me odian. —¡No lo permitas! Bruno te ama, y sé que tú también lo amas. No será una batalla fácil, pero debes luchar —responde la anciana con firmeza, alentándola a no rendirse. —Es que... si él me diera una señal, si pudiera sentir que aún puede amarme... Bruno encuentra a Ariadna en la cocina. Ella le pide que la deje sola y se retira rápidamente a su habitación. El Alfa golpea la mesa con tal fuerza que la parte en dos. —¡¿Qué te pasa?! —Leticia lo abofetea —Ella es tu esposa. No puedes tratarla así. Tú la amas, lo sé. Bruno suspira profundamente. No quiere perderla, pero sabe que ha sido demasiado duro con ella. Sobre los restos de la mesa rota, encuentra una pequeña bolsa llena de hierbas aromáticas. Piensa que podrían enmascarar el insoportable olor a canela que lo atormenta. Guarda la bolsa en su bolsillo y sube a la habitación, donde Ariadna se está cambiando. Al verla completamente desnuda