Capítulo 18Ariadna abraza a Leticia. —No quiero sentirme así... Todos me odian. —¡No lo permitas! Bruno te ama, y sé que tú también lo amas. No será una batalla fácil, pero debes luchar —responde la anciana con firmeza, alentándola a no rendirse. —Es que... si él me diera una señal, si pudiera sentir que aún puede amarme... Bruno encuentra a Ariadna en la cocina. Ella le pide que la deje sola y se retira rápidamente a su habitación. El Alfa golpea la mesa con tal fuerza que la parte en dos. —¡¿Qué te pasa?! —Leticia lo abofetea —Ella es tu esposa. No puedes tratarla así. Tú la amas, lo sé. Bruno suspira profundamente. No quiere perderla, pero sabe que ha sido demasiado duro con ella. Sobre los restos de la mesa rota, encuentra una pequeña bolsa llena de hierbas aromáticas. Piensa que podrían enmascarar el insoportable olor a canela que lo atormenta. Guarda la bolsa en su bolsillo y sube a la habitación, donde Ariadna se está cambiando. Al verla completamente desnuda
Capítulo 19Úrsula se aleja de todos, aún con los pies temblorosos y el corazón latiendo a mil por segundo. Henry, el amor de su vida y también el lobo que le causó tanto dolor, resulta ser el padre de la enemiga que ahora debe eliminar. Nunca fueron novios, solo amigos de la infancia, pero Úrsula estaba segura de que Henry la elegiría como su pareja. Sin embargo, su sorpresa fue enorme cuando descubrió que su mejor amiga era quien se llevaría el corazón del lobo. Desde entonces, Úrsula no se casó y dedicó su vida a ser la nana de sus dos sobrinos: un Alfa que no la respeta y una loba tan insignificante que, en su opinión, nunca estará destinada a la grandeza. Llena de ira, decide su futuro: destruirá a Ariadna, el fruto del amor que, según sus palabras, "la condenó a ser la esclava de su hermana". Teodoro se acerca a Ariadna con una sonrisa coqueta y le extiende la mano. Ella responde con cortesía, pero su nerviosismo es evidente: lo reconoce. Bruno, que percibe la tensión entre
Capítulo 20Ariadna se acerca temblando, esperando que todo sea una confusión. Desea que su padre esté equivocado, que su mente le esté jugando una mala pasada. —¡¿Qué dijiste?! —grita de nuevo, con una rabia contenida por no recibir una respuesta.—Puedo explicarlo... —Henry suspira, frunce el ceño y dirige la mirada a una nerviosa Leticia.—¿Qué sucede? —Bruno entra a la habitación, abraza a una Ariadna llorosa y espera una explicación.—Lola no es mi hija —La nana Leticia decide romper el silencio —Ella es mi nieta. Mi hija Tina es su madre y, en algún momento, fue amante del señor Henry. Lola es su hija.Ariadna siente que las piernas le tiemblan como gelatina.—¿Es verdad, papá? ¿Engañaste a mamá? —Fue un error de mi juventud, pero yo amaba a tu madre, la sigo amando. Ella es lo más importante en mi vida. Ariadna, superando el respeto que siempre le tuvo, le da una fuerte bofetada. Su imagen de padre amoroso se derrumba ante sus ojos. Sale corriendo de la casa. Bruno intenta
Capítulo 21Ariadna se aleja de Luciana, mirando a su alrededor con cautela. Sabe que, con el marcaje de Nicolás todavía en sus venas, es vulnerable ante cualquier acercamiento del lobo. Su corazón late rápido, anticipando una posible trampa.—Si esto es una emboscada, te advierto que no voy a caer —dice, tratando de sonar firme, aunque su nerviosismo la traiciona.Luciana niega con la cabeza. Su figura es delgada, y su vientre, antes prominente por el embarazo, es inexistente. —Perdí a mi bebé por culpa de Nicolás —confiesa con la voz rota—. Me golpeó y me dejó tirada en el bosque. No sabía a dónde ir... Solo recordé nuestro refugio de cachorras.Ariadna siente un nudo en el pecho. No sabe cómo reaccionar. Luciana había sido como una hermana, pero su traición había dejado cicatrices profundas. Aunque, si es honesta consigo misma, sabe que sin esa traición seguiría atrapada en una burbuja de falsa felicidad.—Lo lamento, pero no puedo ayudarte —responde con frialdad —Eres una desterr
Capítulo 22Úrsula compra un conjunto de lencería para Aurora. La joven loba se siente incómoda con la prenda, pero Úrsula insiste en que debe usarla. —Te ves hermosa. Así es como debes lucir frente al Alfa —dice Úrsula, colocándola frente al espejo. —No quiero. El Alfa Bruno es un buen lobo, pero no me atrae de esa manera. Creo que solo puedo sentir respeto por él —responde Aurora con un suspiro. Aurora lucha contra la presión. Sueña con que su primera vez sea por amor, incluso si ha sido entregada al Alfa Bruno. Úrsula la agarra con fuerza de los brazos y le da una bofetada, mirándola furiosa. —¿Qué piensas, tonta? Tu deber es obedecer. Te he criado y sé lo que te conviene. Aurora abre los ojos, asustada. —Lo sé, pero entiéndelo. No quiero acostarme con él. Además, él ama a Ariadna; no creo que él tampoco lo desee. Úrsula rueda los ojos con exasperación, haciendo sentir a Aurora como una ignorante. —Eres una loba bella. Debes seducirlo. Yo me encargaré del resto. T
Capítulo 23Bruno despierta con una terrible jaqueca, pero la culpa pesa aún más al ver a Aurora, indefensa, acostada a su lado. —¿Qué pasó entre nosotros, Aurora? —le pregunta mientras la sacude suavemente para despertarla.Aurora abre los ojos, llorosos y llenos de angustia. Se siente incapaz de mentir. —Alfa... yo... Bruno golpea la cama con frustración. —¡Habla! No recuerdo nada. ¿Cómo terminaste en mi cama? La puerta de la habitación se abre de golpe. Úrsula entra acompañada de Leticia, aprovechando el momento para tener un testigo, con la excusa de llevar el desayuno. —Felicidades —dice Úrsula con una sonrisa falsa —Quisimos traerles su primer desayuno como pareja oficial de la manada White Moon. Leticia, que dudaba de lo que Úrsula había insinuado temprano en la cocina, se queda helada al confirmar la escena. —¡Cállense! —interrumpe Bruno desesperado —No recuerdo nada. Estaba ebrio, no sé qué sucedió aquí. ¡Habla, Aurora! —insiste, clavando sus ojos en los de ell
Capítulo 24Nicolás sonríe al ver llegar a Ariadna. Los ojos de la loba están teñidos de un negro profundo; el hechizo de marcaje la obliga a obedecer cada orden. —Sabía que vendrías. Hoy serás completamente mía, y nadie podrá destruir nuestra ilusión —declara con arrogancia. El lobo se inclina hacia la marca en su cuello, la lame con satisfacción, sabiendo que gracias a ella, Ariadna está bajo su control. Los ojos de Ariadna se llenan de lágrimas. Su conciencia grita que no desea esto, pero su cuerpo, sometido a la voluntad de Nicolás, no responde. Nicolás la toma del brazo y la empuja al césped. Su obsesión lo consume; siempre soñó con poseerla y ser el dueño de su virtud. Comienza a despojarla de su vestido mientras sus manos recorren su cuerpo con desesperación. —Dime cuánto te gusta —le ordena, su voz cargada de dominio —Dime cuánto me deseas. —Se... se siente bien —murmura Ariadna, su voz apenas un susurro, mientras lucha contra el control que la encadena. El lobo,
Capítulo 25—¡¿Engañaste a Ariadna?! Sé que, como Alfa, puedes tomar a tu Luna, pero mi hija sufrirá por esto —exclama Henry, golpeando la mesa con fuerza. —¡Fue un error! No puedo explicarlo ni tengo que hacerlo, pero jamás quise lastimarla —responde Bruno, agachando la cabeza. La culpa aún pesa sobre él como una losa. —¡Eres un lobo sin moral! Mi hija te ha demostrado su amor de mil maneras —grita Henry, fuera de sí. —Usted no es el más indicado para juzgarme, y lo sabe muy bien —gruñe Bruno, con la mirada fija y desafiante. Henry suspira, consciente de que no debe perder el control. Tras un momento de reflexión, le ofrece una disculpa. Bruno, al verla, relaja su postura. —¿Qué vas a hacer? Teodoro quiere que reconozcas ante la manada que Aurora fue tuya —dice Henry, recuperando la calma. Henry siempre se ha encargado de los asuntos legales de la manada y de las negociaciones con otros Alfas. Su experiencia en estos temas es legendaria en White Moon. Por eso recibe esta