Capítulo 1
—¡No me casaré contigo! —la voz de Ariadna Blair retumba en medio de la manada Black. La loba, vestida de novia, lanza el anillo de bodas al rostro del Alfa Nicolás Moon. Momentos atrás... Ariadna Blair se coloca su hermoso vestido blanco de novia; faltan pocas horas para que se convierta en la esposa del Alfa Nicolás, su prometido predestinado. Es la esposa ideal para cualquier lobo: de buena cuna, educada, fuerte, orgullosa y segura de sí misma. —Te ves hermosa —dice Luciana, su mejor amiga, ajustando el listón del corsé. —No sé qué haría sin ti; eres como una hermana para mí y agradezco tu compañía —Ariadna la abraza. Es el día más feliz de su vida. Su padre está orgulloso, pues ella será la futura reina de una de las manadas más ricas. Baja al salón para atender a los invitados. Todos quedan maravillados con su belleza: cabello rubio como una cascada de oro, ojos azules y piel blanca. —Nos dará una cría fuerte —comenta uno de los presentes, sonriente. Su padre, Henry, le da un beso en la mejilla y acomoda su collar. —Sé que tu madre estaría orgullosa —La voz del lobo se quiebra, es imposible no conmoverse. Parece que la vida de Ariadna es perfecta, y le espera un futuro que cualquier loba desearía. A lo lejos, observa a alguien que detesta. Se acerca a él, disimulando la furia para no arruinar el ambiente entre los invitados. Le pide que la acompañe al jardín, gruñendo de enojo, pues el lobo parece burlarse de ella. —¿Qué haces aquí? No eres bienvenido. Aquel lobo alto, de cabello negro y ojos intensos como el bosque, la observa con una sonrisa cínica. —¿Por qué? ¿Te doy miedo, cachorrita caprichosa? —¡Porque eres un bastardo! —dice ella, mirándolo con ojos de hielo, mientras él bebe de su copa, algo ebrio. Él es Bruno, el hijo bastardo del anterior Alfa y, por lo tanto, medio hermano de su prometido. Aunque fue acogido en los últimos años de vida del Alfa, nadie lo quiere. Jamás se quitará el título de bastardo, el hijo ilegítimo de una concubina. Nicolás lo detesta; siempre han tenido una fuerte rivalidad, pues Bruno es querido por los Omegas de la manada, mientras que la élite apoya a Nicolás, Pero para nadie es un secreto que su padre, el Alfa Gregorio prefería al bastardo. —Es verdad, soy un bastardo, pero tu noviecito es mucho peor que yo. Tiene la sangre limpia, pero nunca tendrá un carácter fuerte —la sujeta del brazo y la mira directamente a los ojos. —¡Él es muy fuerte! Créeme que tiene más carácter que tú; al menos sabe cuándo no es bienvenido en un lugar, cuando no encaja —ella lo mira con desprecio, recordando que siempre le han enseñado a menospreciar a los lobos bastardos. —¿Y es fuerte en todo? —Bruno se acerca y respira muy cerca de ella, haciéndola sentirse nerviosa—. Porque no creo que en la cama pueda ser bueno. Ariadna levanta la mano para abofetearlo, pero Bruno detiene el golpe en el aire. —Te odio; no necesito saber de esas intimidades hasta llegar al altar. Pero tú, ¿qué sabes de decencia? —responde ella, sin bajar la mirada. Bruno le roba un beso en los labios, y ella le devuelve una cachetada. —Me lo gané; soy un idiota. Una loba como tú no vale la pena, eres insípida y frígida —se burla Bruno—. Quizás por eso mi querido medio hermano prefiere estar encerrado en el ático con alguien que sí le ofrece calor. —¡Lárgate! No quiero verte. No permitiré que arruines mi boda, solo eres un terrible error. Llegan los guardias y ordenan a Bruno retirarse de inmediato, sin permitirle quedarse un segundo más. Él levanta las manos, sonríe, lanza un beso y guiña el ojo. Las palabras de Bruno dejan una duda en el corazón de Ariadna. Tal vez intenta advertirle algo. Niega con la cabeza, se acomoda un poco el vestido blanco y se dirige nuevamente al salón, pero... se detiene. Quizás debería revisar lo que "el bastardo" insinúa. Decide subir al ático de la casa, un lugar polvoriento al que casi nunca va. Duda, pues ensuciaría su vestido y no estará perfecta para la ceremonia que aguarda abajo en el salón. La puerta está abierta. Escucha algunos ruidos y decide entrar, gira la perrilla Allí está Nicolás, desnudo junto a una loba; ambos están en el suelo de aquel oscuro lugar. —¡¿Qué estás haciendo?! —grita Ariadna con toda la fuerza de su pecho. Nicolás se aparta, asustado, y Ariadna puede ver claramente la escena que la marcará para siempre: la loba con la que la engañan es su mejor amiga, Luciana. —Puedo explicarlo, no es lo que parece —atina a decir Nicolás mientras se viste apresuradamente. —¿Entonces qué es? ¿Una obra de teatro? —pregunta ella cínica mientras baja las escaleras con rapidez. Nicolás la sigue. Los invitados aplauden, creyendo que los novios hacen su entrada para iniciar la ceremonia. —¡Cállense! —grita Ariadna, lanzando un jarrón al suelo. —¿Qué sucede, hija? ¿Estás bien? —su padre la toma de las manos, preocupado por la situación. —La boda se cancela, porque nuestro Alfa decidió adelantar la luna de miel... con mi mejor amiga. Ariadna quiere llorar, siente que su voz tiembla, pero sabe que no puede mostrarse débil ante tal humillación. Recuerda la sonrisa de Bruno; él tenía razón y se burló de ella. Se acerca al pastel de seis pisos decorado en blanco y dorado y lo tira al suelo. Nicolás le toma las manos. —Mi amor, por favor, escúchame. Lo que viste no es lo que parece. Luciana me sedujo, pero no pasó nada más. Podemos superar esto. Ariadna lo mira a los ojos y le da una fuerte cachetada. —¡Eres un idiota! ¿Qué esperas? ¿Que me case contigo después de esto? Su padre le pide que lo medite, que no arriesgue su futuro. Luciana baja las escaleras. —Lo siento, amiga, pero yo exijo que el Alfa responda... porque estoy embarazada.Capítulo 2La mirada de Ariadna parece perder vida; es como si su corazón se detuviera por un instante.—Eras como una hermana para mí. ¡¿Por qué me hiciste esto?!Luciana no responde; solo repite que ella tendrá al primogénito del Alfa y que, por ello, merece ser la esposa de Nicolás.Los ancianos del consejo se acercan al Alfa, preocupados por el escándalo que ocurrió en la fiesta.—Alfa, debe casarse de inmediato con la loba Luciana.—¡No lo haré! Maldita sea, el amor de mi vida es Ariadna —dice el lobo, negando con la cabeza.Ariadna lo empuja, sin quererlo cerca.—Cásate con ella, déjame en paz —le devuelve el anillo de compromiso, lanzándoselo en la cara y mirando a Luciana con rabia. —Toma, siempre te gusta lo que yo dejo.Echa a todos de su casa, sube las escaleras, entra a su habitación y, usando sus garras, se quita el vestido. Lo lanza por la ventana mientras grita entre lágrimas.Le duele la traición, la mentira, pero, sobre todo, la humillación.Su padre entra y la abraza
Capítulo 3Los ojos de Nicolás se abren como platos al escuchar esto; siente cómo la rabia se apodera de él.—¡No puedes hablar en serio! Es un bastardo, debería ser odiado por todos —gruñe Nicolás —Tú jamás te rebajarías con alguien como él.—¿Rebajarme yo? El que se rebajó fuiste tú cuando te revolcaste con mi mejor amiga. Yo decidiré lo que merezco, y tal vez un lobo como Bruno sea justamente lo que necesito ahora —Ariadna lo mira, segura de sus palabras.—¿Qué quieres? ¿Vengarte? —gruñe él—. Jamás soportaría verte con otro, y mucho menos si ese otro es el bastardo de mi medio hermano, el lobo que más odio sobre la faz de la tierra.—¡Tendrás que soportarlo! Porque quizá Bruno sea mi esposo.—¡No lo voy a permitir! Los prefiero muertos —Nicolás enfurece.Ariadna se suelta de su agarre; de alguna manera, le satisface verlo así.—Creo que el Alfa debería ir a acompañar a su esposa —En ese momento, Henry, el padre de Ariadna, llega e interrumpe el incómodo momento —¿Qué quieres, Nicol
Capítulo 4Ariadna lo mira con sorpresa. —¿Matar? El Alfa Gregorio murio de muerte natural. Bruno niega con la cabeza. —¡Es mentira! Él me cito días antes y me aseguro que lo estaban envenenando, pero nadie me creeria. Ella cierra la puerta. —¿Cómo planeas buscar a su asesino? Es obvio que estando lejos de la élite, de los banquetes y demás, no lo lograrás. Ese es el mundo donde encontrarás información. Bruno sonríe, le señala la silla mientras la observa frunciendo el ceño con una sonrisa coqueta. —¿De verdad quieres tanto vengarte? Ariadna suspira; no puede olvidar lo que sucedio. La humillación de la que fue víctima quiere cobrarla con creces. —Sí, no me importa lo que tenga que hacer —gruñe. —¿Serás mi destinada? —bromea el lobo. Ella suspira. —Este matrimonio es falso, los dos lo sabemos. Cada uno tendrá una ganancia, pero será por tiempo limitado, quizás dos años. —¿Estás segura? Como loba, no te conviene cargar con un matrimonio destruido en tus espald
Capítulo 5—No puedes hacer eso. La manada no te lo perdonaría —Ella tiembla—Lo sé, pero no me interesa el perdón, me interesas tú —Nicola acaricia su mejilla —¿A quién quieres engañar? La vida que ese imbécil te ofrece no es la vida de una reina. Sé que estás herida y quieres hacerme daño. Ya lo lograste, pero no nos condenes.Ariadna tiembla y se deja llevar por un impulso.—Sí... Vámonos.Él la toma de la mano y decide llevársela por la puerta trasera de la cocina para no ser vistos por los invitados.Bruno está en el altar, nervioso. Su mejor amigo, David, se acerca y le da una palmada en el hombro.—Para ser falso, te noto bastante motivado.—David, quiero decirte algo. Yo creo que siento algo por...El lobo siente que algo no está bien al ver desde la distancia el caballo de Nicolás acercándose a la zona trasera de la casa.Corre hacia ese lugar donde Ariadna está a punto de subir al caballo para fugarse.—¡¿Qué están haciendo?! —gruñe enojado.—¿No lo ves? Escapamos. Ariadna s