81. El abrazo
Alemania lo esperaba, al igual que Hellen, su esposa por contrato, y con ella, todas las complejidades que la situación conllevaba. Sabía que su regreso no sería solo para retomar sus negocios, sino para enfrentar los desafíos emocionales que este matrimonio de conveniencia había traído a su vida. Jareth, sentado a su lado, respetó el silencio de su jefe, comprendiendo que Hadriel estaba sumido en sus pensamientos.El avión atravesaba las nubes, y Hadriel, por un momento, cerró los ojos, tratando de ordenar el torbellino en su mente. Tenía que mantenerse firme, como siempre lo había hecho. Su vida había sido construida sobre la base de la disciplina, el control y la determinación. Ahora, más que nunca, esas cualidades serían necesarias para enfrentar el futuro incierto que lo aguardaba al otro lado del Atlántico.Cuando Hadriel y Jareth llegaron al aeropuerto de Alemania, una caravana de vehículos ya los esperaba. Había organizado todo con antelación para asegurarse de que su regreso
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