20. Ramsés protege a su esposa
— ¿Qué la tiene sonriendo de esa forma? — le preguntó María a Gala, en la cocina, a primera hora de la mañana siguiente.— ¿A mí…? — contestó la muchacha, sonrojada.— Sí, jovencita, a ti. Anoche parecías un alma en pena y hoy… luces distinta.— No es nada, cosas tuyas, Marías. Por cierto, ¿has visto a mi nana? Desde ayer que no sé de ella y estoy preocupada. Me dijiste que fue al pueblo, ¿verdad?— Sí, pero según el peón que la llevó… no ha vuelto, tampoco ha querido darle razones.— No entiendo, ella… — de repente, antes de que pudiera decir algo, se escucharon gritos desde afuera de la casa. Todo el mundo alzó la cabeza, murmurando, pero nadie se atrevió a moverse de su sitio, excepto ella — ¿Qué es eso, María? ¿Quién grita de esa forma?María se asomó rápido por la ventaja y con un gesto de resignación exhaló.— No es nada, no te preocupes.— Pero están gritando. Parece como si… estuviesen matando a alguien — angustiada, se acercó a la ventana, y descubrió rápido que era lo que est
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