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Todos los capítulos de TRES NOCHES CON EL CEO MISTERIOSO: Capítulo 151 - Capítulo 160
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Capítulo 151. La búsqueda desesperada
—Encárguense de ellos. Asegúrense de que no puedan seguirnos ni advertirle a nadie —ordenó Tomasso.Los hombres de Tomasso los desarmaron rápidamente y los ataron.—Yo iré al bosque —declaró Carolina—. Necesito encontrar a mis hijos.Tomasso no discutió. Sabía que no había fuerza en el mundo que pudiera mantener a Carolina alejada de la búsqueda de sus hijos.—Está bien. Dejaré con Lucio y Mason con un par de hombres más, para que se aseguren de que estos hombres hablen y nos mantengan informados sobre cualquier cosa que descubran sobre Trina.Carolina asintió, y se volvió hacia el bosque. La oscuridad parecía más amenazante que nunca, pero ella no vaciló. Sus hijos estaban ahí fuera, y ella necesitaba encontrarlos.La oscuridad del bosque parecía engullir todo a su paso, mientras Carolina y Tomasso avanzaban con cautela, sus linternas iluminando el camino frente a ellos. El silencio era opresivo, roto solo por el crujir de las hojas bajo sus pies y el ocasional ulular de un búho en
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Capítulo 152. La determinación de un padre.
Tomasso lideró el camino de regreso, asegurándose de que el grupo se moviera rápidamente, pero con cuidado. Carolina no soltaba a Izan ni a Dante, como si temiera que desaparecieran si aflojaba su agarre.Cuando finalmente llegaron al punto de encuentro, encontraron a los hombres de Tomasso con los prisioneros amarrados y bajo vigilancia.—¿Alguna novedad? —preguntó Tomasso, mientras ayudaba a los niños a subirse a uno de los vehículos.—Nada todavía, todos dicen que la niña no vino con ellos. Lo tenemos vigilados de cerca, esperando que alguien los contacte —respondió uno de los hombres.—Llévenlos a donde ustedes saben y háganlos hablar como sea. Y tu Carolina, ven conmigo.Carolina subió al vehículo con Izan y Dante, abrazándolos mientras se dirigían a la casa segura. Su corazón aún latía con fuerza, pero por primera vez en horas, sentía que podía respirar apenas un poco más, porque la preocupación por su hija no dejaba que su alegría fuera definitiva. El viaje de regreso a la cas
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Capítulo 153. Un extraño aliado.
Trina parpadeó lentamente mientras sus ojos se ajustaban a la tenue luz de la habitación. El techo desconocido la hizo fruncir el ceño. No estaba en su casa, ni en ningún lugar que reconociera. Al moverse, sintió el suave colchón bajo ella y el peso de una gruesa manta que la cubría. Miró a su alrededor, encontrándose en una habitación decorada de forma lujosa, pero fría, con muebles oscuros y cortinas pesadas que bloqueaban cualquier rastro de luz exterior.Su corazón comenzó a latir con fuerza al darse cuenta de que estaba sola. Trató de recordar qué había pasado, pero todo era confuso. Lo último que recordaba era estar con Izan y Dante, y luego... alguien le puso algo en la nariz y de allí nada. Un nudo de miedo se formó en su pecho mientras se incorporaba lentamente de la cama.—No te preocupes, aquí estas a salvo, nadie te hará daño —dijo una voz masculina que venía de una esquina de la habitación.Trina giró bruscamente hacia el sonido, encogiéndose instintivamente contra el ca
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Capítulo 154. La Ruta de Escape
Dominic asintió con seriedad ante las palabras de Trina. Algo en su determinación lo conmovió, aunque sabía que lo que estaba a punto de hacer le costaría una reprimenda muy grande, incluso podía ser acusado de traición, pero después de todo, él no estaba de acuerdo con los secuestros de niños ni mujeres. Así que la miró a los ojos y dijo.—Está bien, espérame aquí. Voy a ver cómo está todo para encontrar una forma de sacarte de aquí sin que nos descubran.Trina lo miró con alivio y esperanza, asintiendo con entusiasmo.—Gracias, Dominic. Nunca voy a olvidar lo que estás haciendo por mí —dijo con una sonrisa tímida.Él no respondió, pero sus ojos reflejaron un leve destello de emoción. Se levantó del sillón y salió de la habitación con pasos silenciosos, cerrando la puerta tras de sí. Mientras caminaba por los pasillos, su mente trabajaba frenéticamente, evaluando cada detalle que había aprendido en la casa y buscando la mejor manera de llevar a Trina a salvo.Dominic recorrió cada ri
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Capítulo 155. Lecciones a Dominic.
Dominic llegó al despacho de su padre con el corazón latiendo con fuerza. La puerta estaba entreabierta, y desde dentro podía escuchar la voz de su padre, resonando como un trueno, llena de furia y desesperación.—¡Malditos Armone y Quintero! ¡Esto no quedará así! —gritaba su padre, golpeando la mesa con un puño cerrado.Dominic empujó la puerta y entró con cautela. Dentro, su padre, un hombre de aspecto imponente con un rostro endurecido por los años en el poder, caminaba de un lado a otro, sus manos apretadas en puños, al lado de Ugo Armone.—¿Qué pasó? —preguntó Dominic, tratando de mantener la calma a pesar de la tensión que llenaba el ambiente.Su padre levantó la mirada, y por un momento, Dominic vio algo más allá de la rabia en sus ojos: dolor.—Tu hermana... Liliana... —comenzó, su voz quebrándose por un instante antes de recuperarse—. Está muerta. Enrico Armone, junto con los Quintero la mataron.Dominic sintió que un escalofrío recorría su espalda. Aunque no compartía la cru
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Capítulo 156. Sangre y venganza.
Por su parte, el señor King, al escucharlos, soltó a Dominic, su rostro, transformándose en una máscara de furia y determinación. —¡Prepárense todos! —rugió, su voz resonando con autoridad—. ¡Nadie huye! Hay que enfrentarlos y acabar con ellos de una vez por todas. Mientras tanto, yo tengo una conversación con este niño. ¡Camina! Dominic se puso de pie tambaleándose, su mente dando vueltas ante la rápida sucesión de eventos. Por un lado, sentía alivio de que la atención se hubiera desviado de él y de Trina, pero, por otro, el miedo lo invadía al pensar en el inminente enfrentamiento.—Padre, quizás deberíamos... —comenzó a decir, pero fue interrumpido por un par de bofetadas que lo hizo callar.—La única carta disponible que teníamos incluso para negociar y la dejaste escapar, ruega para que la podamos encontrar y para que en esta guerra ganemos nosotros, porque de lo contrario te vas a arrepentir toda la vida —gruñó su padre—, lleven el cuerpo de Liliana a una de las habitaciones y
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Capítulo 157. Juramento de Venganza
Los tres se dividieron al entrar al interior de la casa, revisando cada habitación, cada rincón. La tensión era palpable mientras avanzaban. Cuando Lisandro entró a una de las salas, sintió el frío acero de un arma presionando contra su sien. Lisandro detuvo su respiración por un instante.Él se movió, sus manos todavía apretaban con fuerza el arma que acababa de bajar tras disparar al abuelo Armone. Sentía la tensión en el aire, como un cable a punto de romperse.—Suelta el arma —repitió King la voz grave y cargada de amenaza —, te mueves un milímetro y te volaré los sesos. Lisandro levantó lentamente las manos en señal de rendición, al mismo tiempo que dejaba el arma en el suelo. Su mente trabajaba frenéticamente, evaluando cómo girar las cosas a su favor.—No hagas nada, estúpido —dijo King, empujándolo hacia la pared.—El único que hizo algo estúpido fueron ustedes al secuestrar a los niños.—Y ustedes, por matar a mi hija —refutó el hombre—, ahora tendrás que pagar.En ese mome
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Capítulo 158. La huida.
Dominic salió de la habitación con pasos pesados, su mente aún resonando con las últimas palabras de su padre. El eco de la promesa que acababa de hacerle se repetía como un mantra en su mente. “Vengar a la familia. Destruir a los Armone y los Quintero”.Mientras avanzaba por los pasillos, escuchaba los ecos lejanos de disparos y gritos provenientes del exterior. La mansión, que alguna vez fue un símbolo de poder y autoridad para su familia, ahora se desmoronaba bajo el asedio. La sangre y los escombros cubrían el suelo, pero Dominic no se detuvo. Sus pasos lo llevaron al despacho de su padre, el lugar donde tantas veces lo había visto orquestar los movimientos estratégicos que mantenían a su familia en la cima.Cerró la puerta detrás de él y se dirigió al escritorio. Sabía que allí su padre guardaba documentos importantes, contactos y recursos que ahora serían esenciales para cumplir su juramento. Abrió los cajones con manos temblorosas, sacando carpetas y un pequeño maletín que cont
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Capítulo 159. Cicatrices de sangre.
Dominic mantuvo la mirada fija en su tío Salvatore, quien se acercaba lentamente con una presencia imponente y peligrosa. Sentía su garganta seca, pero no podía mostrar miedo; sabía que cualquier señal de debilidad sería un error fatal.—Tío Salvatore —repitió Dominic, intentando sonar más firme—. No estoy huyendo. Estoy buscando la manera de arreglar todo esto.Salvatore soltó una carcajada seca, sin calidez alguna, mientras cruzaba los brazos frente a su pecho.—¿Arreglarlo? ¿Y cómo planeas hacerlo? ¿Con más traiciones? —su tono era sarcástico y cargado de desprecio—. Sabemos lo que hiciste, Dominic. Ayudaste a escapar a la niña, y ahora mi hermano está muerto por tu debilidad. De esa manera no podrás dirigir a esta organización cuando crezcas… Dominic dio un paso atrás, sintiendo cómo las palabras de su tío caían sobre él como golpes. Sabía que su acción había desencadenado el caos, pero lo hizo porque creyó que era lo correcto salvar a Trina.—Lo hice porque… —comenzó, buscando
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Capítulo 160. El fuego purifica.
Los hombres lo sacaron a la fuerza, y Dominic se tambaleó ligeramente antes de enderezarse. A pesar del dolor, levantó la cabeza con orgullo, decidido a no mostrar debilidad.—¿Qué planean hacer ahora? —preguntó con un tono desafiante, sus ojos fijos en uno de los hombres.El guardia soltó una carcajada.—No estás en posición de hacer preguntas, chico. Entra.Lo empujaron hacia el interior de la casa. El lugar estaba oscuro y olía a humedad y metal oxidado. Las paredes estaban manchadas, y el eco de sus pasos resonaba en el espacio vacío. Lo llevaron hasta el centro de la sala, donde Salvatore lo esperaba de pie junto a una mesa llena de herramientas.—¿Sabes, Dominic? —dijo Salvatore, girando un cuchillo en sus manos—. Lo que hice hace un rato fue un simple recordatorio. Pero ahora quiero saber si tienes lo necesario para ser un King. No solo un nombre, sino un verdadero heredero.Dominic lo miró con odio, pero no respondió. Sabía que cualquier palabra que dijera solo empeoraría su s
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