Capítulo 146. El precio del sacrificio.
Enrico intentó calmarse, pero sus palabras salieron entrecortadas, casi doloridas.—Están bien, Inés, están a salvo por ahora —dijo rápidamente, pero sus palabras no pudieron aliviar la tensión en su voz. —Solo… necesito hacer algo para liberarlos, algo que Liliana exige.Inés no respondió de inmediato, pero Enrico pudo escuchar cómo su respiración se volvía más pesada, más acelerada, a medida que procesaba lo que acababa de decir.“¿Qué es lo que ella quiere, Enrico?”, preguntó, ahora más ansiosa, casi exigiendo respuestas. “¿Qué te ha hecho prometerle?”Enrico sintió un nudo en el estómago, como si las palabras se le atragantaran. Sabía que no podía mentirle a Inés, pero también sabía que las consecuencias de su confesión no serían fáciles de asumir.“¿Por qué te quedas callado, Enrico? Habla de una vez por todas”, exigió en un tono que no admitía discusión.—Quiere que me acueste con ella, Inés —dijo finalmente, con voz grave, como si cada palabra le costara una parte de su alma. —
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