CAPÍTULO 32. Marido y mujer.
CAPÍTULO 32. Marido y mujer.LoganLa escucho gritar en medio de la noche. Es un sonido desgarrador, como si alguien la estuviera lastimando. Entre sus sollozos, capto palabras sueltas: “mamá”, “no, por favor”, “déjame”, “no me hagas daño”. Me quedo inmóvil un momento, escuchando el eco de su sufrimiento en la habitación oscura y aprieto los puños.No soy un hombre sensible, pero esto simplemente me dificulta demasiado las cosas, no sé si le hicieron daño o si tiene miedo de que se lo hagan. No sé si a quien le teme es a mí o a alguien más. Lo único irrefutables que Liliana está muerta de miedo.La abrazo cuando vuelve a acurrucarse a mi lado, pero por la mañana, cuando abre los ojos, todavía tiene un rastro de lágrimas en las mejillas. No digo nada porque no quiero que se dé cuenta de que estuve despierto escuchándola, pero simplemente no me lo puedo sacar de la cabeza.La sesión de fisioterapia del día pasa más rápido de lo usual. El dolor ha disminuido un poco, pero al final estoy a
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