El auto se detuvo frente a la puerta de la casa. James le dio las llaves al mayordomo para que lo parqueara en la cochera y se apresuró a seguirle el paso a Isabella, que había corrido adentro con los zapatos en la mano y la necesidad urgente de huir de la presencia de su falso hermano y poner distancia entre ambos.—¿Isa… ¡Isabella! — él llamó con insistencia — Por favor, dime qué te pasa.La mujer se detuvo y respiró hondo antes de darse la vuelta, traía los ojos húmedos y hacía grandes esfuerzos por no dejar que él lo notara.— No me pasa nada, James, simplemente estoy cansada, ya te lo dije — contestó cortante.— Lo sé, esperaba poder invitarte algo… sé que este día ha sido de locos, pero si quieres, podemos tomar un trago más tarde cuando hayas descansado — trató de ser amable, queriendo romper la gruesa pared de hielo que se había levantado entre ellos en el auto.— Gracias, pero mejor no, en serio, necesito dormir y… tengo que planear mi próximo golpe.James asintió con la mirad
Leer más