Agatha permanecía inmóvil, atrapada entre la incredulidad y el miedo. Las palabras de Yousef resonaban en su mente, una y otra vez, como si fueran ecos que no pudiera silenciar. La idea de que su vida había sido controlada por fuerzas que nunca había comprendido era aterradora. ¿Cómo podría tomar una decisión correcta cuando todo parecía estar fuera de su control?Samer seguía a su lado, observándola en silencio, respetando su espacio. Era obvio que quería intervenir, pero sabía que esta vez la decisión debía venir de ella. Su mirada se mantenía firme, una mezcla de preocupación y determinación.Finalmente, Agatha habló, rompiendo el tenso silencio que había caído sobre la sala. “Quiero saberlo todo. No más secretos, no más medias verdades. Si realmente estoy en peligro, tengo derecho a conocer cada detalle.”Yousef asintió, satisfecho. “Sabia elección, Agatha. Pero debo advertirte: el conocimiento tiene un precio. Una vez que sepas la verdad, ya no habrá vuelta atrás.”Agatha lo miró
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