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Todos los capítulos de Soy la mujer amada del presidente: Capítulo 131 - Capítulo 133
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Capítulo131 Sigue siendo un pervertido.
Elena acababa de alejarse cuando varias personas se acercaron para saludarla. Adriana los observó; parecían ser empleados del Grupo Blanco.Javier, el padre de Elena, nunca había logrado establecer una conexión con el Grupo Blanco, entonces, ¿por qué sus empleados parecían respetar tanto a Elena? ¿Será que quizás…?Adriana se sintió extraña, recordando aquella noticia sobre la amante de Christian. La mujer en la foto, que se parecía mucho a ella, ¿podría ser Elena?Ahora entendía cómo Elena había logrado infiltrarse en un evento tan importante en la industria de la perfumería.Adriana empezó a comprender la situación.Fue con prisa hacia la puerta del salón, sacando su teléfono para pedir ayuda. Pero, de repente, sintió un mareo intenso y su teléfono se le cayó de las manos.Su cuerpo tambaleó y casi se desplomó. Una camarera atenta corrió hacia ella y le preguntó:—Señorita, ¿se encuentra usted bien?Adriana miró a la camarera, pero no se atrevió a explicar lo que le ocurría. No estab
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Capítulo132 Hiciste de cupido.
Adriana estaba echa un manojo de nervios y no sabía qué hacer.No tenía fuerzas. Aunque pudiera trepar por la ventana, si saltaba desde esa altura, sin duda moriría.Pero en la habitación había un maldito pervertido decidido a no rendirse.Era una situación de la que no podía ir ni para adelante ni para atrás.Adriana apretó los puños. Justo en ese momento, Christian, que se había levantado otra vez del suelo, volvió a lanzarse hacia ella, murmurando:—¡Uy mamacita! ¡Eres la mujer más bella que he visto! Vamos, sé que quieres.Esta vez, Christian tenía bien calculado su movimiento, y Adriana apenas pudo esquivarlo.En ese momento crítico, la puerta de la habitación fue derribada con un estruendo.Una figura alta y esbelta entró como un relámpago. En un instante, llegó junto a ella. Antes de que Adriana pudiera alzar la vista para ver quién era, vio cómo Christian era derribado de una patada, chocaba contra la pared y caía al suelo como un costal de arena.Un segundo después, otras pers
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Capítulo133 Darle una sorpresa.
José salió, sacó su celular y llamó a Rafael, dándole instrucciones:—Prepara el desayuno para mi esposa y para mí, además de una muda de ropa para cada uno. Tráelo de inmediato.Adriana, envuelta en las sábanas blancas como un fantasma, estaba acurrucada en la cama.Unos minutos después, Rafael llegó con la ropa, sin atreverse a mirar hacia adentro.Poco después, también trajeron un desayuno muy completo y bien presentado.José se cambió de ropa y fue al baño. Aprovechando ese momento, Adriana rápidamente tomó su ropa para cambiarse.Ella pensó que había sido lo suficientemente rápida, pero justo cuando estaba luchando por subir la cremallera en la espalda de su vestido, una mano grande la tocó desde atrás, apartando sus dedos y subiendo la cremallera por ella.Se sonrojó, pero José solo se rió con picardía:—¿Por qué tanta vergüenza? ¿Qué no he visto yo que ahora no pueda?Con esas palabras, su puso aún más rojaCorrió al baño y se lavó la cara con agua fría, intentando calmar el cal
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