Suzy sintió cómo sus labios comenzaban a temblar, deseaba gritar que no, salir corriendo, alejarse de esa locura. Sin embargo, antes de que pudiera decir nada, Carlos la tomó de la mano con fuerza, mirándola con un brillo amenazante.—No hay nada que decir, ¿verdad, cariño? —insistió, su tono firme, pero cargado de un miedo que trataba de disimular. Suzy notó el nerviosismo en su voz y se dio cuenta de que él estaba desesperado, tal vez incluso más que ella. Su corazón se hundió. Bajó la mirada, sintiendo un nudo de impotencia que le desgarraba el alma.Franco y Claudia se apartaron un momento, dejando que el silencio incómodo se extendiera entre Carlos y Suzy. Ella aprovechó la distancia para enfrentar a su esposo, tratando de reunir el valor que aún le quedaba.—Dime, ¿si me niego a hacer esto, me dejarás? —susurró, intentando ocultar el temblor en su voz.Carlos la miró fijo, con una expresión dura que jamás le había visto antes. Había algo en él que era como un extraño, como si ese
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