Chris.Desperté y Lilia estaba apoyando su cabeza sobre mi brazo entumecido. Mis ojos se sentían pesados, ¿qué hora era?La moví con cuidado para no despertarla, pero fue en vano porque ella abrió los ojos con pereza.—¿Mmh?—No quería despertarte, puedes seguir durmiendo —Acaricié su cabello.—No te vayas —Me rodeó con su brazo, molesta.Tenía que admitir que se veía adorable. Desde que Lilia llegó a la mansión, mis sonrisas eran cada vez más frecuentes.Sin ella, todo estaba oscuro y sin colores. Lilia era la luz en mi vida, esa que me daba motivos para seguir adelante con tal de verla reír. —Shh, no me iré, no me iré —La abracé más fuerte.—¿Qué se supone que somos ahora? ¿O solo me usaste? —interrogó, frunciendo el ceño.—¿Qué dices? —Negué—. Yo nunca te usaría, Lilia. Me importas lo suficiente para ir en serio contigo.—¿Entonces?—Eres mi prometida, ¿se te olvida? —dije, con obviedad.Ella parpadeó varias veces, recordándolo.—Lo había olvidado.—Tengo que reunirme con Deus hoy
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