Todos los capítulos de MI EXESPOSO ARREPENTIDO SUPLICA QUE VUELVA CON EL.: Capítulo 101 - Capítulo 102
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CAPÍTULO 101: ESTÁ MURIENDO.
CAPÍTULO 101: ESTÁ MURIENDO.De vuelta en la mansión, Adeline limpiaba la herida de Giovanni, mientras él la observaba en silencio. La culpa comenzó a invadir a Adeline, y finalmente rompió el silencio.—Pensé que te habías ido.Giovanni suspiró y respondió con una voz cargada de emoción:—No quería dejarte, amore, y ya ves. Quién sabe qué hubiera pasado si no entro.En el fondo, Adeline aceptó que él tenía razón. Nunca habría imaginado que Lucien reaccionara de tal manera; era como si nunca lo hubiera conocido, como si estuviera viviendo con un extraño los últimos siete años. Aunque lo último que deseaba era involucrar más a Giovanni.—Tienes razón, pero… creo que Lucien se dejó llevar por la ira —añadió Adeline—. No lo estoy justificando, sin embargo, puedo entender su situación. Todo esto es demasiado para él.Giovanni se sintió celoso y rápidamente la envolvió con sus brazos. La sujetó con intensidad por la cintura y apartó suavemente la mano de Adeline.—¿Acaso tienes sentimiento
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CAPÍTULO 102: BUEN MOMENTO, MALAS NOTICIAS
CAPÍTULO 102: BUEN MOMENTO, MALAS NOTICIAS1 SEMANA DESPUÉS…La secretaria de Adeline ajustó sus gafas mientras leía la agenda del día en voz alta.—A las diez, reunión con el equipo de marketing. A las once y media, conferencia con los inversionistas de Nueva York. A la una, almuerzo con el señor D’Angelo y, por la tarde, revisión del contrato con los abogados.Adeline asintió mientras revisaba algunos documentos en su escritorio, sus dedos tocando distraídamente una estilizada pluma de oro. Pero, de repente, la puerta se abrió sin aviso. Giovanni entró con una amplia sonrisa y un ramo de rosas rojas en la mano. Ella levantó la mirada, sorprendida, pero una sonrisa suave curvó sus labios al verlo.—Eso es todo, señora presidenta —dijo la secretaria, lanzándole una sonrisa cómplice antes de salir rápidamente, dejándolos solos.Giovanni avanzó hacia ella, sosteniendo el ramo como si fuera un trofeo.—Siempre he pensado que estas flores palidecen ante tu belleza. —dijo con un tono aterc
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