Todos los capítulos de Rescatame mi Alfa. Soy tu segunda Luna: Capítulo 151 - Capítulo 160
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**Capítulo 150** La diosa y su salvaje.
Cada hendidura del cuerpo de Cloe, se estiraba para darle cabida, enfundándolo como un guante hecho a medida. No había forma de ignorar lo bien que se ajustaban el uno al otro.Ethan se detuvo, afirmando una mano en la cadera de su amada y la otra en su hombro. Mientras su pecho se elevaba y se hundía con grandes rugidos contra su espalda. Ella dirigió su atención hacia los temblorosos muslos de él. Sintiendo que se estaba partiendo en dos y parecía que a él le pasaba lo mismo.El olor tentador de sus pieles inundaba el aire que los rodeaba y se unía al del incienso que perfumaba ese espacio.Ethan metió la mano por debajo de ella, frotándole el clítoris con aquellos enloquecedores círculos a la vez que la penetraba con embestidas largas y acompasadas. La sensación que Cloe estaba viviendo era increíble: notar cómo se estiraba, se encogía. Como aquellas manos apretaban sus caderas y como aquellos labios succionaban su piel sin que las bombeadas con precisiones expertas se detuvier
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**Capítulo 151** Oleada de placer.
Cloe no podía estar más feliz. Una sonrisa tonta adornaba sus labios mientras sentía los fuertes brazos de Ethan aferrados a su cuerpo, como si temiera que pudiera escaparse incluso en sus sueños. Él dormía profundamente, acariciando con la respiración cálida, el delicado arco de su cuello, enviándole un escalofrío reconfortante que la hacía sentirse protegida.Con cuidado, comenzó a deslizarse fuera de la "jaula" que Ethan había formado con sus brazos. Mirándolo con ternura y urgencia, temerosa de despertarlo. Cuando finalmente logró liberarse, salió corriendo al baño, sintiendo una risa suave escaparse de sus labios.De pie, frente al inodoro, dejó escapar un suspiro de alivio mientras calmaba su vejiga.—Ufff, qué rico… —murmuró para sí misma, con una sonrisa adormilada.Estaba tan agotada después de haber pasado la madrugada en vela, que decidió que aprovecharía para dormir un poco más mientras los bebés seguían descansando. Sin embargo, apenas había dado tres pasos fuera del b
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**Capítulo 152** Alfas inconformes.
Antes de que Teresa pudiera procesar lo que ocurría, Kael entró en la cocina, con la frente perlada de sudor.—Mi amor, estás todo sudado —dijo la mujer con una familiaridad que a Teresa le revolvió el estómago. Ella limpió el rostro de Kael con ambas manos, y él le sonrió con ternura.Teresa observó con indignación cómo aquella mujer lavaba sus manos, cortaba un pequeño trozo de un macarons de frambuesa y se lo ofrecía a Kael, quien aceptó gustoso.—Es tu postre favorito. Solo yo sé hacerlo como te gusta—. Sin pensarlo dos veces, la mujer se inclinó y besó la mejilla de Kael con una naturalidad que terminó de colmar la paciencia de Teresa.El sonido del bol que lanzó Teresa al aire resonó en la cocina. La mujer apenas giró la cabeza, esquivando el impacto con la agilidad de un lobo.—¡Kael, desgraciado! —bramó Teresa con el rostro enrojecido por la ira—. ¡Me prometiste que no me serías infiel! Dijiste que los lobos no podían traicionar a sus parejas, ¡y ahora me vienes con esto! ¿Esp
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**Capítulo 153** Imponiendo respeto.
Cloe negó con la cabeza, dejando que una decepción profunda se reflejara en su mirada. Luego, levantó la mano con un gesto lento, como si moldeara el aire a su alrededor. Un aura invisible, casi tangible, se desplegó desde ella, densa y abrumadora, como el peso de una tormenta a punto de desatarse. El alfa intentó resistir, sus músculos se tensaron y sus puños se apretaron, pero era inútil. El poder de Cloe, más allá de lo físico, se aferraba a su voluntad como raíces que ahogan el suelo.Con un temblor visible, el alfa cayó de rodillas, inclinando la cabeza contra su voluntad, en una sumisión tan absoluta que parecía arrancarle la dignidad. El aire se volvió pesado, como si todos los presentes sintieran esa fuerza opresiva que emanaba de ella, como una liga de autoridad, justicia y un destello de furia.—Lo que siempre he odiado de esta especie —confesó con frialdad— es que su orgullo no los deja ver más allá del poder. Díganme, ¿qué han hecho ustedes para merecer ser mis guardian
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**Capítulo 154** Noa y Samira.
La madrugada se cernía sobre la manada como un velo pesado. Ethan, exhausto por la noche sin fin y la frustración de no haber logrado atrapar a Caleb, sintió que la furia que ardía en su pecho no llevaría a nada.—Noa — llamó a su beta—. Vete a descansar. Mañana tendremos que lidiar con los alfas traidores.Noa, captando la orden de su supremo, volvió a su casa.—Samira, estás ahí. Necesito que hablemos— llamó tras la puerta de la habitación de Samira, pero al ver que ella no le respondía, decidió pasar.En cambio, Samira, aún envuelta en su propia tormenta interna, se encontraba en la ducha cuando escuchó un leve crujido de la puerta abriéndose, que la hizo tensarse. Apretó sus manos contra su pecho para cubrirse. Ya que la mampara empañada apenas lograba ocultar su figura bajo el vapor. Respiró con fuerza, aliviada al reconocer al intruso. Pero al mismo tiempo, una punzada de incredulidad y asombro se instaló en su mirada. Intentó dar un paso atrás, aunque sus pies no se movían.—¿
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**Capítulo 155** Amistad recuperada.
El eco de la risa de Aria resonaba por los pasillos mientras arrastraba a Cloe hasta la cocina, ambas con la energía de quien estaba a punto de presenciar algo épico. Al cruzar la puerta, el caos las golpeó a Cloe como un puñetazo en la cara: huevos rotos esparcidos por la encimera, jugo derramado goteando lentamente por el borde de la mesa y un par de tostadas que bien podrían ser carbón.En medio de la catástrofe, con harina en la mejilla y una espátula en la mano, Samira, se giró hacia ellas con una sonrisa resplandeciente.—¡Buenos días! —anunció con la emoción de quien acaba de inventar la cura para el mal humor—. Necesito endulzar tu mañana... aunque quizá amargue más si pruebas esto.Cloe, aún procesando la escena dantesca frente a ella, agitó una mano en el aire para espantar el humo negro que emergía de la tostadora como una señal de socorro. Con una ceja levantada y la otra fruncida, preguntó: —¿Y los empleados de servicio?—Oh, les pedí que se fueran por un rato —respond
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**Capítulo 156** Alfas corrompidos.
Ethan sonrió de lado y chasqueó los dedos. De inmediato, los guardias liberaron a los prisioneros de sus cadenas y los escoltaron al área de entrenamiento. Los guerreros se congregaron, formando un círculo a su alrededor, expectantes, puesto que lo que presenciarían no sería una pelea honorable, sino una masacre.Los dos alfas comenzaron a golpearse sin piedad, destrozando sus puños contra la carne del otro, a la vez que sus gruñidos resonaba como bestias salvajes. Las lunas y los betas no se quedaron atrás, sino que también estaban sumidos en una batalla despiadada por la supervivencia.La pelea pareció eterna hasta que Ethan, aburrido de la lentitud del enfrentamiento, ordenó que les quitaran las cadenas y se transformaran.Uno de los alfas giró la cabeza hacia Ethan con la clara intención de atacarlo, pero se detuvo, al entender que no podía desafiar a un lobo supremo y salir victorioso. En su lugar, lanzó un aullido feroz y retomó la pelea con renovada furia. Finalmente, acabó
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**Capítulo 157** La estrategia de Caleb.
Cloe apretó aún más a la bebé, Elyria, contra su pecho, mientras un halo de luz azul clara comenzaba a rodear a la pequeña, extendiéndose hacia sus otros dos hermanitos. Aria y Teresa ahogaron un grito cuando los bebés fueron arrancados suavemente de sus brazos y llevados hasta Cloe, como si una fuerza invisible los protegiera y los reclamara.Aunque no era la intención de Cloe atraer a sus hijos, era como si fuera el instinto protector de una madre lo que los atraía hacia su presencia.—Realmente, tu poder es impresionante… —murmuró Caleb con una sonrisa depredadora, mirando con un hambre peligrosa el poder que emanaba de ella.Samira dejó escapar un gruñido bajo, tensando los músculos como un recurso listo para atacar. Mientras sus ojos se destellaban con un fulgor lobuno mientras mostraban los colmillos.—Lárgate, o tendré que matarte.Caleb inclinó la cabeza con calma calculada, sin inmutarse ante la amenaza.—Loba, si quieres vivir, no te interpongas en mi camino —su voz fue un
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**Capítulo 158** Vidas vinculadas.
Los lobos retrocedieron aturdidos.—Supremo... —murmuraron algunos al unísono, con la sorpresa reflejada en sus rostros. Y el horror los golpeó con la fuerza de un relámpago cuando se dieron cuenta de lo que había sucedido.—Mi alfa… perdoné nuestras vidas —. Una guerrera se adelantó, temblando de miedo—. Juro que no sabíamos lo que hacíamos... era como si estuviéramos hechizados.Ethan no les dedicó más que una mirada fría.—Nunca lastimaría a mi pueblo por las mañas de un ser tan despreciable como mi padre.Dentro de la habitación, el mundo de Ethan se redujo al ver a Caleb sentado en la mecedora que Cloe debía usar para amamantar a los bebés.El descaro de la imagen hizo que su sangre hirviera en su interior.Entre tanto, Cloe estaba de pie, usando su magia de sanación y protección, que rodeaba su cuerpo de un resplandor que parecía consumirla.—¡Infeliz! —rugió Ethan, dejando salir sus garras. Su cuerpo comenzó a transformarse, y su esencia de alfa supremo amenazaba con desatarse
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**Capítulo 159** Final de Caleb.
Caleb la miró con horror. Antes de que Ethan pudiera alejarse, un instinto extraño guió a Cloe. Posó una mano en el pecho de él y otra en el de Aria, dejando fluir su energía curativa de alfa supremo, iniciando un flujo de energía sanadora que brilló como una tormenta de luz en el cuerpo de Aria.Ethan quedó pasmado ante lo que presenciaba. Y Caleb, por primera vez en su vida, sintió miedo.—Qué patético... Te dejarás mandar por una mujer. Por muy diosa que sea, un alfa jamás permite que le digan qué hacer —bramó Caleb con desprecio, observando a Ethan avanzar hacia él.Ethan no respondió. No había necesidad. Sus ojos llameaban con una furia, y sus garras emergieron con un brillo letal.—Tan mamita eres que vas a desechar la vida de tu madre solo por un par de piernas calientes —insistió Caleb tratando de provocarlo.El golpe de Ethan fue instantáneo y devastador. Que Caleb voló hacia atrás, estrellándose contra las cunas de los trillizos, reduciéndolas a astillas.—¿Piensas que co
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