—¿Evan...? —murmuró Emma, su voz entrecortada por la emoción, apenas conteniendo las lágrimas.Él seguía arrodillado, con los ojos fijos en ella, la esperanza brillando en su mirada. Emma respiró hondo, sintiendo que todo lo que había vivido hasta ese momento la había llevado a este instante. Cada paso, cada desafío, todo tenía sentido ahora.—Sí... —dijo finalmente, con una sonrisa amplia y lágrimas en los ojos—. Sí, Evan. Quiero ser tu esposa.Evan exhaló, aliviado y emocionado a la vez, y se levantó con una sonrisa radiante. Con delicadeza, colocó el anillo en su dedo, y ambos se miraron, como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellos. El amor que habían compartido en silencio durante tanto tiempo ahora se materializaba en ese momento, en ese compromiso de futuro juntos.El rest
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