En su lujoso departamento, Massimo se había tenido que meter en una ducha fría.—Esto me pasa por imbécil… — mencionó el rubio molesto, mientras sentía el agua fría recorrer su cuerpo desnudo.Aurora lo había dejado demasiado…emocionado, y el, se bañaba con agua helada para enfriar tanto a su mente, como a su amigo; le había costado una fuerza enorme fuerza de voluntad que no sabía que tenía el no hacerle el amor a Aurora allí mismo. Ella era tan hermosa, tan inocente y al mismo tiempo tan ardiente si se lo proponía, que se sentía francamente impactado…pero, aun así, no era el tipo de hombre que se aprovechaba de una mujer ebria. Además, deseaba respetar los sentimientos de su esposa, tal y como Giuseppe le había aconsejado hacer.Saliendo de la ducha, Massimo suspiró. Una vez que retiró el exceso de agua de su cabello dorado, acercó un par de cobijas a la cama en donde Aurora dormía tan plácidamente después de tratarlo como a su juguete, al no saber cómo controlar el alcohol.—Vamos
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