Massimo les sonrió a los pequeños, notando que todos llevaban ropa muy vieja y de tallas no adecuadas para sus aparentes edades. Ángelo miró con desconfianza al rubio.—Aurora es nuestra mamá, ella es la única fuera de las hermanas a la que le importamos, no puede quitárnosla. — dijo Ángelo.Agachándose para quedar a la altura del pequeño, Massimo lo tomó por los hombros. Aquel adolescente de piel morena clara, bonitas facciones, y vivaces ojos color miel, tenía una mirada fiera que no le mostraba temor, y eso le agrado.—No voy a robártela mi amigo, es más, como seré el esposo de Aurora, creo que eso me convierte en su padre, ¿No es así?, y yo también me preocuparé por ustedes, lo prometo galán. — respondió Massimo.Repentinamente al escuchar aquello, los niños más pequeños se emocionaron y abrazaron a Massimo llamándolo papá. Aurora sonrió, y dio una mirada hacia el rubio quien le sonrió a cambio. No entendía porque les había dicho aquello, pero de alguna manera, se sintió bien con
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