Me convertí en la esposa ideal, la mujer que todo hombre querría a su lado y lo logré, o al menos eso creía. Él era demasiado diferente a mí, pero eso no iba a ser un impedimento, yo podía lidiar con esos pequeños detalles. Alan era demasiado apasionado, teníamos gustos muy diferentes, pero era mi esposo tan guapo. Cuando salíamos juntos se robaba las miradas de algunas mujeres cosa que alimenta mi ego. Él se acopló a mi rutina de vida, eso me demostraba lo mucho que me amaba. Era feliz conmigo. Luego me ascendieron en el trabajo, un logro más a la gran lista de trofeos, no fue fácil, pero lo logré. Quería escalar más y más. Que todos hablaran con admiración cuando escucharan el nombre “Vanessa” mi motivación crecía cada vez que mis padres me veían con tanta admiración. Descubrí que Ale me tenía envidia, pues ella nunca celebraba mis logros, eso me molestaba, tal vez sentía que yo era demasiada luz a su lado. Luego empezó Alan con esas tonterías se quejaba, no me apoyaba, tal vez er
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