Nathan Mientras manejo de regreso a casa, recuerdo como el idiota de Oliver apretaba con fuerza la cara de su esposa y sin poder creer en su reacción, niego con mi cabeza. Nunca esperé que perdiese los estribos de esa manera y mucho menos que haría tal espectáculo frente a los medios.Cuando llego, abro la puerta listo para los reclamos que estoy por recibir por parte de Iris y como si fuese un profeta, lo primero que me recibe es una mujer pelirroja que casi echa fuego por la boca.—¿Acaso te volviste loco, Nathan, o es qué perdiste la cabeza? ¿Cómo se te ocurrió meterte con una mujer casada y más con la de Lefebvre? —chilla, dando un zapatazo—. Por tu culpa nuestro apellido está en boca de todos, piensan que lo hiciste solo para vengarte de que ellos siempre están por delante de nosotros.Haciendo caso omiso a sus gritos histéricos, paso de largo para subir a mi habitación, pero cuando la mujer me toma del brazo, giro mi rostro, fulminándola con la mirada de tal forma que me suelta
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