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Todos los capítulos de Venganza de la Luna desesperada: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Capítulo 20.
Le expliqué lo que había dicho la agradable anciana y él miró hacia la dirección de esa manada. -Volvamos a nuestra manada. Tengo que ir por refuerzos y tú necesitas descansar. Quizá ponerte un abrigo. -No tengo uno. - Dije alegremente. Mientras me tomaba en brazos y comenzaba a correr por el bosque. - Y hablando de ropa, quisiera disculparme con usted, Alfa Supremo. -¿Por qué? -Porque he dejado una pila de ropa mojada en su oficina. Dudo que con el frío que hace en su humilde hogar su silla se encuentre seca tampoco. -Está bien. Solo hay que secarla, no es el fin del mundo. Ah, me agradaba el Alfa Supremo. Un lobo práctico. Solté una bostezo y luego me volví a disculpar. -¿Día difícil? -Semanas. - Murmuré. - ¿Qué pasará con esa manada? -Me presentaré de nuevo mañana y le preguntaré a los miembros si quieren seguir a su líder hacia la muerte. Yo solté una risita. Lo decía como si hablara del clima. -Si, me suponía que no viviría mucho más esa familia Alfa. Mi curiosidad e
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Capítulo 21.
Al día siguiente Ti se había acercado a mí antes del entrenamiento y me extendió un par de pantalones cortos, unas zapatillas para correr y una amplia playera. -Congelarás tu trasero en ese vestido. - Dijo con diversión.Ni siquiera recordaba que eso era lo que traía puesto actualmente. Lo miré agradecida.Me cambié rápidamente en mi tienda y luego regresé corriendo al sitio en el que se suponía debíamos reunirnos solo para encontrar que Bo era el único allí.-¿Dónde están todos?-Práctica de rastreo allá abajo. - Dijo inclinando su cabeza.-Mierda, ¿Ya vamos tarde? - Dije sujetando mi cabello con la cinta que me habían puesto el día anterior.-No. El Alfa Supremo me ordenó que te enseñara hoy yo. Sígueme.Eso hice hasta su tienda. Era una de las más grandes, de esas que hacías con palos de madera en forma horizontal y un montón de follaje. Un trozo de tela hacía de puerta.Eso me recordó que Gail quería que hiciéramos la nuestra más grande. No lo culpaba, nuestro techo improvisado y
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Capítulo 22.
Tuvimos terminada la dichosa cabaña en dos semanas más. No por falta de ganas, sino porque era más difícil de lo que parecía. Como sea, estaba orgullosa de nuestra creación aunque fuera estéticamente fea por fuera. La habíamos cubierto de lodo y musgo para que pudiera amortiguar el frío, así que parecía más una cueva que una cabaña. Teníamos espacio suficiente para estar de pie e incluso Cleo tenía su propio sito a nuestras cabezas. Se había rehusado a dormir en otra parte, así que Gail simplemente movió su nido hacia nosotros. Había crecido bastante a base de su dieta de aplastadas delicias; le habían crecido algunas plumas en todo el cuerpo a excepción de su cabeza, así que se veía gracioso. -¿Quién es un pollito calvo? Tú lo eres. - Arrullaba por las noches hasta que se dormía. -Ahora que tiene un poco más de forma, me parece que es un águila calva. - Dijo con seguridad Gail. -Ese pico no es de un águila. - Dije arqueando una ceja. - El señor Ef dice que parece
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Capítulo 23.
-¿Aún vas a estar enojada conmigo? Ni siquiera miré en su dirección. No morí pero pudo haberme matado, el muy idiota. Ahora entendía el por qué se llamaba Azz: Era el diminutivo de Azzmodeus, un maldito demonio del infierno, estaba segura. -De verdad, Vomi. - Dijo con un suspiro. - Necesitábamos apresurarnos y tú estabas siendo muy lenta. -¡¿Y de quién es la culpa?! -Tuya. Te hacen falta años de condición física, ¿Acaso era un crimen correr de donde venías? Resoplé. ¿Ahora se estaba haciendo el listillo? Lo que sea. -Te dije que te quitaría el dolor. -Y omitiste si era veneno, muchas gracias. Eso me quitaría el dolor igual. -¿Por qué te envenenaría? - Preguntó confundido. - Eres parte de mi manada. -¿Y por qué no me dirías qué es lo que contiene el jodido frasco que vas a verter por mi garganta sin mi consentimiento? -Porque no sé exactamente qué es todo lo que tiene. - Dijo encogiéndose de hombros. - Ef es quien los prepara. Suspiré. Ni siquiera valía l
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Capítulo 24.
Regresé hacia la zona de las cabañas y miré a Rep sentado sobre un tronco simplemente viendo hacia el cielo.-¿Terminaste?-Si.-¿Necesitamos conseguir más provisiones? -Por ahora no, pero yo recomendaría regresar en uno o dos días con más de esos frascos mágicos que quitan el dolor.Él asintió aún sin mirarme.-Les dejaré algunos más tarde.Se levantó y comenzó a caminar.-¿Hemos terminado aquí?-Si, volvamos a casa.Casa. Era increíble que la palabra no me fuera extraña al relacionarla con hielolandia.Caminamos quizá un par de minutos antes de que suspirara. -Solo pregunta, Vomi.-No sabía que podía hacer preguntas. - Dije en tono neutral. - Ya que insistes... ¿Qué mierda?, ¿Quiénes son?, ¿Por qué están aquí?, ¿Es seguro para ellas y los cachorros?, ¿Por qué... ?Él se detuvo y me miró de reojo.-Una pregunta a la vez. - Yo asentí. - No sé quiénes sean porque nunca he preguntado nombres. Están aquí porque quieren. Por supuesto que es seguro, la zona está constantemente siendo vig
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Capítulo 25.
Era una noche especialmente fría. Gail me había pedido espacio, así que me encontré con mi culo congelado en el que había comenzado a llamar cariñosamente como mi tronco especial. No solo era mi culo el que se congelaba, sino también mi nariz. Había dejado de sentirla desde hacía unos quince minutos. Suspiré y miré hacia la luna tratando de poner mi mente en blanco. Todos tenemos una forma de lidiar con el duelo. Gail lloraba a solas, yo trataba de no pensar en ello porque si lo hacía sabía que me quebraría y no podría seguir aquí; la unica familia que me quedaba se encontraba en mi anterior manada siendo sometida a Jeremias y yo... No. Mente en blanco. Ya habría una oportunidad para mi venganza. -Es tarde. - Dijo una voz profunda a mi espalda. Yo desnudé mi cuello automáticamente. Me hubiera levantado, pero no podía sentir mis piernas tampoco. -Buenas noches, Alfa Supremo. No lo escuché acercarse, pero sabía que seguía a mi espalda. Pasaron un par de minutos antes de que me g
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Capítulo 26.
Los machos tenían la delicadeza de una piedra, pero al menos nadie hizo una mueca durante los entrenamientos. Sobre todo los pobres desafortunados a los que les tocaba entrenar a mis costados.Por supuesto, me daba un buen baño en el río... después de los entrenamientos. Cosa que servía para una mierda porque pasaba horas dormida entre pieles que, según los machos apestaba, hasta el amanecer.Suspiré. Me levantaría para darme un baño antes de cada amanecer, así de avergonzada estaba con mis compañeros de manada.Gail me había ayudado a cargar durante la mitad de camino hasta que lo mandé a cuidar de Cleo mientras regresaba. No solo por el tema de aterrorizar a las lobas y a sus cachorros, sino porque tenía que reunir fuerza para mirar a todos a la cara después de saber sobre mi olor corporal.Llegué a la que llamaría de ahora en adelante "pequeña villa escondida" y en esta ocasión encontré a todo el mundo comiendo algo parecido al pan. Algunas se encogieron al verme, otras se mostrar
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Capítulo 27.
-¿Sabes en dónde se encuentran el resto de nuestros compañeros? - Pregunté a Gail mientras veía la columna de humo.-Supongo que patrullando. El Alfa se llevó a unas dos terceras partes de la manada, así que el resto debe de andar en algún punto del bosque.El por qué nos nos había enviado a nosotros también a patrullar lo guardaría para después.-Deja a Cleo dentro de la tienda de Ef. - Dije rápidamente. Él me arqueó una ceja pero lo hizo. - Ahora, utiliza ese par de piernas para llevarme abajo y luego correr como la m****a.Me arrojé hacia él y me atrapó confundido.-¿Qué sucede?-¡Corre!Y corrió.En el camino el conté sobre el humo, las lobas, los cachorros y el posible peligro. Su expresión se endureció.Llegamos a abajo y salté de sus brazos.-¡Busca a una patrulla, yo iré a revisar! - Dije comenzando a correr en esa dirección.-¡¿Y qué m****a vas a hacer si son un grupo de lobos?!Ambos sabíamos que uno de nosotros debía ir por refuerzos en caso de que no estuvieran cerca las pa
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Capítulo 28.
Yo no creía en las casualidades.Las cosas siempre pasaban por una razón. Quizá Nuestra Gran Madre me había guiado hasta este momento exacto para que salvara a los cachorros o le diera a Gail minutos preciosos para llegar con refuerzos y salvar a las lobas.¿Cómo si no se explicaba que justo el día anterior me había enterado de la cosa del humo? ¿Cómo sino un día antes me había enterado de la existencia de este lugar en el territorio del Alfa Supremo?No lo sabía a ciencia cierta, pero me gustaba pensar en que así era. Con los cachorros seguros (o algo así) arriba de los árboles frondosos de nuestro al rededor, me escondí detrás de un árbol con mi arma lista para atacar a mi siguiente víctima.Les había dado instrucciones a los cachorros: Si venían los dos lobos que estaban con ellos hacia aquí, yo los distraería y ellos irían por las cachorras. Luego correrían río arriba sin mirar atrás.Si solo venía uno, entonces me dejarían encargarme y no se moverían hasta que yo les dijera. En
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Capítulo 29.
Llegué cojeando un poco hacia la zona.-Quédense ahí, cachorros. Si comienza a atardecer y no he regresado, vuelvan a las cabañas. Seguramente no habrá nadie y podrán esconderse. Estarán seguros y el Alfa Supremo los recogerá.Ahora era tiempo de pensar en qué mierda hacer a continuación.Mi cuerpo se sentía pesado y pegajoso pero no me quedaba más opción que seguir hasta que Gail encontrara a alguna jodida patrulla.De camino a la cabaña en donde tenían a las cachorras, un pequeño brillo en el suelo captó mi atención.Era un maldito cuchillo. No uno filoso o intimidante, sino de esos que utilizan para cortar el pan en algunas manadas.Lo tomé preguntándome vagamente cómo había llegado hasta allí y luego casi me reí de mí misma al pensar que podría ser una buena arma.Era mejor que nada... aun así volví a dejarlo en el suelo.Abí siempre decía que un arma que no supiera usar era un arma extra que el enemigo usaría en mi contra.Seguí caminando escondiéndome cada tanto en algunos árbol
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