-¡Gracias por hacerme ver mis errores, Alfa! - Grité sobre su espalda. ¿Castigo público? Humillación pública, más bien. Otro golpe en mi trasero me hizo chillar. -De nuevo, y quiero que esta vez lo sientas, Vomi. -¡Gracias por su castigo correctivo, Alfa! ¡Lo pensaré dos veces antes de hacer tonterías y.... ! ¡Ay! -Sigue sin sonar convincente. Llevaba al rededor de quince minutos golpeando mi trasero con su palma mientras él corría en medio de la manada. Pensé que estaba bromeando cuando me cargó sobre su hombro y me dijo que me azotaría para que comenzara a arrepentirme. Seguí en negación hasta que su enorme mano empezó con el castigo. No sabía quién estaba más divertido, si el Alfa o mis compañeros, así que solo cerré los ojos y supliqué piedad. -¡No desobedeceré a mi Alfa! ¡Seré buena! ¡Seré... ! ¡Ay! -Patético, Vomi. Apreté mis puños contra su espalda. -¡Oh, Alfa! ¡Estoy tan arrepentida! ¡Agradezco mi castigo! -¿De verdad? -¡Mucho! ¡Mi trasero siemp
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