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Todos los capítulos de La Luna del Alfa Stone: Capítulo 131 - Capítulo 136
136 chapters
93-La ubicación.
Durante el vuelo, David no hizo otra cosa que mirar las imágenes en su teléfono. Inicialmente, solo había visto la primera, pero luego llegaron cinco fotos más, todas de Amira, siempre vestida de rosa, luciendo serena, tranquila y hermosa. Aunque la frustración lo embargaba, entendió el mensaje oculto detrás de del tono rosa de las ropas de Amira, estaba esperando una hembra. Su corazón se ensanchó de felicidad, por un momento, a pesar de la tensión.A las seis de la tarde, David, llegó a Quito, se dirigió directamente hacia el área de salidas del aeropuerto, rentó un auto y sin perder tiempo, sacó su teléfono y marcó el número de Iván. Su voz, sonó fría y cargada de ira, sólo dijo una frase: -La ubicación. -. La furia en sus palabras era palpable, aunque Iván no podía ver su rostro pudo sentirla. Colgó sin añadir nada más, confiado en que Iván cumpliría con su petición.Amira terminaba de preparar la comida, una cena casera que había puesto especial cuidado en cocinar, imaginando el
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94 -Te espero para el desayuno.
—¿Cómo conoces a ese ser? —preguntó, con voz entrecortada por la ira contenida—. Amira, dime si te hizo daño, si te intimidó…Amira lo miró sorprendida; nunca había visto a David tan fuera de control. Recordó las palabras de Iván y, consciente de la necesidad de calmarlo, tomó con suavidad su mano y lo guio para que se levantara de la mesa. Sin decir nada, lo llevó hacia el sofá en la sala, invitándolo a sentarse a su lado.David, aunque aún tenso, permitió que ella lo guiara, dejándose llevar por la tranquilidad que irradiaba. Ya en el sofá, Amira tomó ambas manos de David entre las suyas, entrelazando sus dedos con ternura. Los ojos de Amira lo miraban con amor y cariño, y en ese instante, él sintió cómo la paz comenzaba a disipar la tormenta en su interior.—Escúchame, mi amor —comenzó Amira con voz suave, sin apartar su mirada de él—. Iván y yo nos conocimos, por esas casualidades del destino, él fue la seguridad que contrató Ronny para mí. Y realmente, yo no hubiera llegado hasta
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95- Hacerte rabiar de celos.
Amira se despertó con la claridad de un rayo de sol que se colaba por entre las pesadas cortinas de su gran ventana. Se estiró perezosamente, disfrutando el calor de las sábanas, pero abrió los ojos de golpe al recordar la noche anterior y notar la ausencia de David en la cama. Con cierta torpeza, debido a su avanzado embarazo, se puso de pie, envolviendo su cuerpo con una gran manta, y salió de la habitación en busca del Alfa. David estaba en la cocina, con una taza de café en la mano. Su mirada se iluminó al verla entrar, como si nada más en el mundo importara en ese momento.—Buenos días, mi amor. Hice café, pero no te llevé porque escuché que las embarazadas no deberían tomarlo —dijo con una sonrisa divertida, pausando un momento antes de añadir con un toque travieso—. Así que creo que "Tomar Té" será lo mejor.Amira detuvo sus pasos, entrecerrando los ojos ante la clara insinuación en el tono y las palabras de David. Una sonrisa pícara se dibujó en sus labios.—Ok, corazón mío. A
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96 -Lo siento, Iván, te sirves tú
Amira miró la mesa con entusiasmo desbordante, ignorando por completo el duelo silencioso de miradas entre los dos hombres. En ese momento, nada le importaba más que la comida frente a ella. Al descubrir varios de sus platillos favoritos, su sonrisa se amplió y, sin perder tiempo, se sentó a la mesa.—¡Qué rico! Bolas de verde con queso y chicharrón, huevo frito y juguito de carne mechada. Muy bien, Iván, te has superado —dijo con admiración mientras inspeccionaba el banquete.Iván sonrió con satisfacción al recibir el reconocimiento de su amiga, aunque no pudo evitar pensar con cierto regocijo: "Iván uno, lobo cero." Sin embargo, optó por guardar silencio, disfrutando de su pequeña victoria en paz.Amira, ajena a las tensiones que aún latían en el aire, extendió su mano hacia David, invitándolo con ternura.—Ven, mi amor, desayunemos —dijo, con una dulzura que hizo que el Alfa olvidara momentáneamente su desconfianza hacia el Entero.David, sin soltar su actitud vigilante, tomó la ma
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97- Ella es mi hija, nuestra hija
Luego de esa conversación con Iván, David decidió tomar acción y se comunicó directamente con Román. Con tono serio y medido, pero con la autoridad que lo caracterizaba, le transmitió las indicaciones necesarias:—Román, quiero que mantengas una vigilancia discreta y constante sobre Dalia. No interfieras directamente con sus movimientos; déjala ser. Finge que estás de acuerdo con sus decisiones, excepto en aquellas que consideres extremadamente descabelladas o que puedan afectar mi autoridad directa. En esos casos, me informas de inmediato, y yo te indicaré cómo proceder.—Entendido, Alfa, haré exactamente lo que me pides. ¿Hay algo más que deba saber? —preguntó Román con respeto.—Sí, hay algo importante que debes tener en cuenta. El embarazo de la Luna es completamente confidencial. Nadie debe enterarse, al menos por ahora. Consulta únicamente con Astra si hay algo que deba hacer para la seguridad de la Luna y mi hija, pero evita cualquier otra conversación que pueda comprometer est
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98- Un vínculo sagrado y único
Sin embargo, Iván hizo lo que le habían pedido. Con control absoluto, liberó sus feromonas en el aire, inundando la habitación con una esencia poderosa y tranquilizadora.El efecto fue inmediato. Los movimientos de Atenea dentro de Amira se intensificaron de manera notable, provocando una nueva ola de contracciones y un dolor más agudo en su madre. Amira sintió un pujo incontenible, y Miroslava la animó:—Así, Luna, puje. Ella ya quiere salir.Amira, con el rostro empapado de sudor y los músculos tensos por el esfuerzo, reunió todas sus fuerzas y empujó con determinación. Un material sanguinolento seguido de un líquido del mismo color salió de su cuerpo, acompañado de un grito que estremeció la habitación.—¡Bien hecho! —dijo Miroslava al notar la expulsión del tapón mucoso y el líquido amniótico—. ¡Ya puedo ver su cabeza!Por un momento, la doctora creyó que la bebé sería humana, pues la cabeza que asomaba parecía normal. Sin embargo, no tuvo tiempo de reflexionar mucho sobre ello, y
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