Era una noche gélida de febrero, la primera luna nueva del año. El bosque, normalmente lleno de vida, se sumía en un silencio reverente, como si incluso los animales más pequeños entendieran la magnitud del momento. Las estrellas brillaban intensamente, iluminando el cielo oscuro con su resplandor, como testigos eternos del gran acontecimiento que estaba por suceder.En el corazón del bosque de Luna Dorada, en el lugar donde por última vez se alzó la majestuosa Arena “Ascenso de Luna”, la manada se había reunido nuevamente, ahora para un acontecimiento totalmente distinto y auspicioso.Una tienda había sido levantada, dando cobijo a la Luna, que ya estaba lista para recibir a sus nuevos cachorros. Dentro, Zeus, permanecía junto a su Luna, atento a cada detalle, ofreciéndole apoyo como en el nacimiento de Atenea.Nueva mente la doctora Miroslava y su esposo asistieron a la Luna en tan importante evento, asistidos por el personal médico de la manada. Astra y Zaira también estaban present
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