Amira lo miró en silencio, obligándolo a hablar. Quería conocer la verdad sin hacer preguntas que le dieran a ese ser frente a ella la oportunidad de ocultar algo. Su experiencia en los negocios le había enseñado que: "El primero que habla, pierde". Así que, con una mirada fija y sin decir palabra, dejó claro que esperaba respuestas.Iván, por su parte, la observó detenidamente, buscando en sus ojos algún destello de Zeus. Esa chispa roja de poder que él sabía que pertenecía únicamente a ese Alfa, y que había visto en ella momentos antes. Pero el gesto de Amira, alzando una ceja con exigencia, lo regresó al presente, recordándole su rol en ese instante y la realidad de la situación.Finalmente, Iván rompió el silencio, asumiendo el peso de sus palabras.—Luna de la Manada Luna Dorada, compañera del Alfa David Stone. Ese es tu título verdadero —comenzó, cada palabra impregnada de solemnidad—. Y Zeus, es el nombre de la verdadera esencia de tu compañero, un lobo negro colosal de ojos ro
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