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24 chapters
21. Lo que yo quiera
LUCIANA —No es mi intención De verdad no lo es, voy a matar a Bianca por haber metido esto entre mis cosas, por estar metiéndome en este problema y a mi por no poder respirar bien teniendo a este hombre cerca. La pregunta de qué demonios me pasa con Leónidas es algo que tiene respuesta, el me gusta y me gusta mucho, tanto que no tengo suficiente razonamiento cuando lo tengo como ahora, su aliento cálido calienta mi oído y mi corazón se puede salir cuando sus manos recorren mi cintura, su altura me encanta, soy pequeña de tamaño y sentir su cuerpo grande y bien tallado pegado al mío hace que parezca una gelatina sin cuajar, la manera en la que su voz ronca dice que lo estoy volviendo loco solo es una invitación para que me una taquicardia porque nunca, jamás me había sentido así con nadie, mis hormonas andan muy mal y aunque es incorrecto, yo misma lo beso olvidando que esto es solo un contrato, que es el hermano de un hombre que ha unido nuestro caminos que solo tienen baches, que
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No es secretaria
LEÓNIDAS —No voy a dormir en el suelo. Es mi última palabra y me meto a la ducha escuchando que ella está haciendo un caos mientras tengo que lidiar con el que vivo, tanto que me meto con él pantalón puesto y dejó que el agua enfríe la calentura que no me ha dejado pensar cómo se debe, de hecho no estoy actuando como debería y eso me lleva al momento más incómodo que he vivido, Luciana tiene razón al decir que debo vengarme como se debe, he estado jugando al gato y al ratón y no estoy siendo el cazador que se supone tengo hacer, no cuando he estado enfocado en las pecas que mi esposa por contrato tiene no solo en la nariz si no también en la espalda y lo mucho que me encantaría tocarlas. —¡Maldita sea!— me miró la erección que no se baja y me niego a portarme como un adolescente cachondo— ¿Dónde carajos está mi autocontrol?. Me regaño pero no sirve de nada, ya no se escucha nada afuera y mis dedos están arrugados de todo el tiempo que llevo bajo el agua fría, mi miembro se ha deja
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El juego
LUCIANABipolar, demente, loca, inestable y mucho más son los adjetivos que en este momento pasan por mi cabeza de mi para mí, es que es injusto, poner las cosas en su lugar según yo, librando la guerra contra los hermanos, pensamientos fuertes que se me están yendo por los ojos porque no puedo dejar de mirar al hombre que conduce absolutamente molesto pero sexy como nadie, no sé si tengo una obsesión o fetiche por las venas del odioso conductor pero no puedo evitar no despegar los ojos de la forma en que sus músculos son tan definidos que se notan cuando el saco se le pega, no es exagerado, es simplemente musculatura bien trabajada de los pies a la cabeza, implacable en su actuar mientras yo soy tonta por no poder definir mi situación, hasta ayer en la noche era una leona en busca de sus objetivos y ahora mismo me siento como una gatita que está siendo consentida por el aún cuando no me ha mirado en todo el camino. —Mi pan se cayó Leónidas— mi hermano me saca de mis pensamientos par
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24. Estrategias
LUCIANA —¡Los señores Cavani!. Yo no sé cómo es que no me ha dado un infarto cerebral, desde hace meses mi vida ha cambiado de una manera inimaginable, la gran mesa de la junta directiva de esta empresa luce muy parecida al inicio del año con la tremenda diferencia que ahora hay un nuevo miembro, uno que toma mi mano con firmeza, dejándome ver cómo pasa la lengua por sus labios que tienen mi labial y caminando conmigo para jalar una silla. No culpo a las personas que aún me miran con recelo, es decir, yo les servía el café aquí mismo mientras tenía que tolerar que me pidan hasta que les eche el azúcar y otros que me miren el trasero por la falda que cargaba como parte del uniforme, sin embargo, ahora, yo misma me siento una extraña a la que Leónidas llama mi amor haciendo que el pulso se me dispare cuando coloca una mano en lo espalda y me invita a tomar asiento en la silla que muchas veces ocupó su madre, los recuerdos son inevitables, estoy segura que aquí es donde recae mi revan
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