La visión de Alaia, medio colgada de Ragnar con una sonrisa lasciva en el rostro, le hizo hervir la sangre. Su mandíbula se tensó al ver cómo sus manos intentaban quitarle la ropa a ese hombre, y cada fibra de su ser se llenó de una rabia irracional, de celos que no sabía cómo iba a poder controlar.Alaia frunció el ceño, mirando a Ragnar con un destello de confusión, luego se volvió hacia Nolan y una sonrisa traviesa curvó sus labios.—Oye, eres... muy guapo... y sexy —dijo, con un tono casi infantil, claramente confundida.Nolan parpadeó, atónito por la reacción de ella. La rabia que había sentido segundos antes ahora le parecía ridícula. Algo estaba mal, definitivamente mal con Alaia. No era normal verla actuar así. Su mirada cambió de la confusión al reconocimiento: tal vez había sido drogada, sin duda alguna no estaba en sus sentidos y esa manera de hablar era prueba de ello también.—Suelta a la doctora Grayson —ordenó, su tono ahora más controlado, aunque la tensión en el ai
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