La tristeza se apoderaba del rostro de Alaia, oscureciendo su belleza mientras caminaba lentamente hacia su destino incierto. Cada paso que daba hacia su decisión final la llenaba de dudas y dolor. Hacía frío, y las paredes de piedra parecían susurrar recuerdos de un pasado reciente, recuerdos que ella no quería llevar consigo, pero que se aferraban a su alma.Sabía que estaba por romper algo en su interior que, tal vez, nunca se volvería a reparar. A pesar de ello, había hecho una promesa. Una promesa silenciosa a sí misma y, de alguna manera, a Nolan. Esa fórmula sería su último regalo para él, aunque también significara que después de esto no habría nada más que despedidas.Alaia regresó a su casa y en habitación comenzó a empacar sus cosas. Cada prenda que doblaba, cada pequeño objeto que guardaba, parecía tener un peso insoportable, no solo por su valor físico, sino por lo que significaban. Eran recuerdos de un pasado reciente que, aunque doloroso, también había tenido momento
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