18. En silencio
18Liliane se sentó frente a él como si el lugar le perteneciera, lo que solo molestó a Maximiliano, pero no lo mostró.—Tienes empleados groseros —comentó la prometida de Maximiliano cuando se sentó frente a él.—En serio, ¿qué haces aquí? —preguntó Maximiliano sin rodeos, tratando de contener su temperamento—. No te pedí que vinieras.—Vine porque quería verte, para hablar de las capitulaciones, por supuesto —comenzó a decir Liliane—. Me gustaría que mi abogado también esté presente el día que las firmemos y poner algunas cláusulas que considero convenientes.—¿Y qué cláusulas son esas? —preguntó Maximiliano, sonriendo con malicia.—De fidelidad, claro está —dijo ella, cruzando las piernas con elegancia—, y una compensación si fallas, otras cosas sin importancia.A Maximiliano le sorprendían las cosas que ella decía, pero no lo demostró. Su fachada permaneció intacta. Solo se quedó mirándola por largo rato, lo que puso bastante nerviosa a Liliane, aunque intentó no demostrarl
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