54. SINCERA CONMIGO MISMA
Es temprano cuando suena el teléfono de la habitación. Bueno, no tan temprano, son las ocho, pero el cansancio me mantiene atrapada en la cama. De mala gana, alzo la bocina.—Señorita, buen día. El señor Richard le espera en el restaurante.Parpadeo lentamente, tratando de espantar el sueño, pero parece que no me abandonará hasta que entre en acción una ducha fría. No escuché sonar la alarma de mi celular, así que debo hacer en cinco minutos lo que planeaba hacer en media hora.—Gracias, por favor, dile que no demoro en bajar.Salto de la cama y, sin pensarlo dos veces, me meto en la ducha. Afortunadamente, no tengo que lavarme el cabello, lo que hace todo más rápido. Ni siquiera le doy una oportunidad a esa bañera tentadora. Mi cuerpo aún muestra algunas marcas, a pesar de mis esfuerzos por borrarlas. Por suerte, el clima permite que use ropa que las cubra sin levantar sospechas.La salida con Richard es excelente, una jornada divertida y agotadora. Imagino, debido a la cantidad de d
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