Aiden y Liam, desesperados, seguían buscando, llamando a los niños a medida que se adentraban más en el bosque. La angustia cada minuto aumentaba, estaba oscuro, y había barrancos, los niños podían caer y quedar heridos.—¡Leo! ¡Fiore! —continuaban gritando, sus voces resonaban en el silencio del bosque.Aiden se detuvo un momento, su respiración era agitada y su rostro lleno de lágrimas. Liam la vio y se acercó, colocando una mano reconfortante en su hombro.—Aiden, los vamos a encontrar. Sanos y salvos, te lo prometo —expresó Liam con firmeza, mirándola a los ojos—. No dejaremos de buscarlos hasta que estén de vuelta con nosotros.Aiden, con lágrimas en los ojos, asintió, tratando de encontrar consuelo en las palabras de Liam.—Tengo tanto miedo, Liam. Pueden estar en peligro —balbuceóLiam la atrajo hacia sí, abrazándola con fuerza.—No les va a pasar nada malo, Aiden. Los encontraremos y estarán bien. Sé fuerte, por ellos y por nosotros —susurró, dándole valor.Aiden tomó una prof
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