Aiden, harta de la discusión, los interrumpió con un grito.—¡Basta los dos! Yo iré con mi hijo.Liam asintió, aunque su corazón se rompía al no poder acompañar a Leo. Corrió a la casa, agarró un abrigo para Fiore y la cubrió con cuidado. También agarró una manta y la llevó en la camioneta, mientras Fiore seguía sollozando.—Todo estará bien, Fiore. Vamos a seguir a la ambulancia —avisó Liam, tratando de calmarla mientras conducía hacia el hospital.Mathew los siguió en su auto, preocupado por Aiden y Leo. Mientras conducían, cada uno en su propio vehículo, todos compartían la misma esperanza: que Leo estuviera bien y que esta pesadilla terminara pronto.Cuando llegaron al hospital, Aiden ya estaba adentro con Leo.Liam llevó a Fiore directamente al área de urgencias, para que la revisaran. Se encontraron con Aiden, que los esperaba con una expresión de preocupación y agotamiento.—Leo está siendo atendido. Los médicos están haciendo todo lo posible —susurró Aiden, su voz temblorosa.
En el hospital: Aiden se acercó a Liam.—Liam, lleva a Fiore a la casa a descansar. Yo me quedaré a cuidar a Leo —propuso ella.Liam negó con la cabeza.—No, Aiden. Tú has estado con él todos estos años. Déjame quedarme junto a mi hijo esta vez. Necesito empezar a ganarme su cariño. Llévate a Fiore a la casa y descansa. Yo estaré aquí con Leo —respondió con determinación.Aiden dudó por un momento, pero luego asintió, viendo la sinceridad en los ojos de Liam.—Está bien. Pero por favor, mantenme informada de cualquier cambio —solicitó con la voz temblorosa.Liam llamó a un taxi y acompañó a Aiden y a Fiore hasta la salida del hospital. Cuando el taxi llegó, ayudó a subir a la niña, que estaba dormida, y le dio un beso en la frente antes de cerrar la puerta del taxi. Luego se giró hacia Aiden, sus miradas se encontraron, y por un momento, el pasado y el presente se entrelazaron.—Cuida de Fiore y descansa. Yo me ocuparé de Leo —dijo, antes de inclinarse y darle un beso suave en los lab
Aiden, notando el enfado de Liam, intervino con rapidez.—Liam, deja que Fiore se quede aquí conmigo. Es mejor que ella esté cerca de Leo mientras se recupera —sugirió, tratando de calmar la situación.Liam la miró, visiblemente molesto.—Es mi hija. No necesito que te hagas cargo —respondió con brusquedad.Aiden lo agarró del brazo y lo llevó al pasillo.—Por favor, comprende. Solo quiero lo mejor para Fiore y Leo —expresó Aiden, su voz suplicante.Liam la miró, con su furia aún presente.—No hay nada que comprender, Aiden. No confío en Mathew y menos en ese perito. Pero está bien, cuida de Fiore. —dijo finalmente, cediendo un poco, regresó a la alcoba, se despidió de los niños y se fue.Aiden lo observó mientras se alejaba, sabiendo que la situación con la finca y Mathew sería un desafío mayor de lo que había anticipado.****Mientras tanto, en la finca, Mathew llegó con el perito, un hombre de aspecto profesional y atento que llevaba un maletín lleno de documentos y herramientas pa
Liam enfocado en proteger lo que era suyo y asegurarse de que Mathew no lograra sus objetivos, sabía que tendría que estar más alerta que nunca, por lo que enseguida, entró en su despacho, su mente aún estaba llena de la rabia y la frustración por el encuentro con Mathew. Sabía que las cosas no estaban bien y que tenía que tomar medidas para proteger lo que era suyo. Se dirigió a un cajón y comenzó a buscar entre sus papeles, sus manos se movían a través de los documentos.Hasta que, encontró lo que buscaba: el documento del préstamo que había hecho en el banco años atrás para comprar la finca. Lo examinó con cuidado, recordando el esfuerzo y la dedicación que había puesto en ese sueño.—Esto es lo que costó la finca — murmuró para sí mismo, pasando los dedos por el papel.Luego, buscó el documento de la transferencia de dinero que le había hecho Edward, una cantidad que no llegaba ni a la mitad de lo que él había invertido inicialmente.—Edward, siempre confié en ti —murmuró en voz b
Leo aún seguía en el hospital, recuperándose de sus heridas. Mientras tanto, Liam decidió aprovechar el tiempo para hablar con su amigo y abogado, Jack. Necesitaba orientación sobre cómo manejar la situación con la finca y los informes contradictorios del perito.Liam llamó a Jack y acordaron reunirse en un café cercano al hospital. Cuando llegaron, se sentaron en una mesa apartada para poder hablar con tranquilidad.—Jack, necesito tu ayuda —comenzó Liam, su voz reflejaba la urgencia de la situación—. Mathew trajo a un perito a la finca y me dijeron que está en decadencia, que necesita una inversión enorme para salir adelante. Sé que Mathew está jugando sucio, pero necesito saber qué hacer.Jack frunció el ceño, escuchando con atención. Sabía que su amigo estaba en una situación complicada y que necesitaba una estrategia clara para proteger sus intereses.—Liam, primero que nada, necesitamos un informe independiente de un perito de confianza. No podemos basarnos en lo que dice Mathew
Salieron del hospital y caminaron hasta un restaurante cercano. La cena fue tensa, casi no hablaron, cada uno inmerso en sus propios pensamientos. Fiore, ajena a la incomodidad de los adultos, disfrutó de su comida, haciendo pequeños comentarios que rompían el silencio de vez en cuando.Después de cenar, regresaron al hospital. Leo seguía durmiendo profundamente, y Aiden decidió quedarse con él esa noche.—Liam, yo me quedaré con Leo. Necesito estar aquí con él —avisó, mientras acomodaba una silla junto a la cama de su hijo.Liam asintió, aunque su rostro mostraba preocupación.—Está bien, Aiden. Pero antes de que te acomodes, necesito hablar contigo —advirtió Liam, llevándola a un rincón apartado de la habitación—. No quiero a Mathew cerca de Leo. No confío en él y no creo que sus intenciones sean puras.Aiden sintió una ola de ira subir por su pecho. Había confiado en Mathew durante años, y no podía entender por qué Liam desconfiaba tanto de él.—Mathew es de la familia, Liam. Ha es
Liam apretó los puños, tratando de contener su ira.—¿Qué más necesitas, Aiden? ¡El perito lo confirmó! La finca tiene un gran potencial. Mathew te está engañando, y tú estás permitiendo que lo haga —expresó apretando los dientes, la vena de su frente saltó. Aiden sintió que las lágrimas amenazaban con brotar, pero se negó a ceder.—¡Estás paranoico, Liam! Mathew siempre ha sido honesto y leal. ¿Por qué no puedes aceptar que no todos están en tu contra? —gritó, sus ojos brillaron con rabia contenida.Liam se acercó más, su rostro quedó a unos centímetros del de Aiden.—¡Porque he visto lo suficiente para saber que algo no está bien! Estoy tratando de proteger lo que es nuestro, y tú te niegas a ver la verdad —advirtió con voz tensa. Aiden lo empujó, su frustración alcanzaba el punto de ebullición.—¡No me toques! No tienes derecho a decirme a quién debo confiar. Mathew ha sido más confiable que tú en muchos aspectos —espetó, con su respiración agitada.Liam dio un paso atrás, las p
Liam, enfurecido, dio un paso adelante, la ira y la protección que sentía por Aiden lo impulsaron a defender a su mujer.—No te atrevas a hablarle así a Aiden —gritó con voz grave. —¡No voy a permitir que nadie le falte el respeto!Mathew, sin pensarlo, lanzó un puñetazo hacia Liam, pero este lo esquivó y respondió con un golpe en el estómago, haciendo que Mathew retrocediera, doblándose de dolor.La pelea se desató con intensidad, los golpes resonaban en el aire. Mathew, lleno de rabia, intentó golpear a Liam en el rostro, pero él bloqueó el ataque y le devolvió el golpe, esta vez impactando directo en la mandíbula de Mathew.Aiden, aún conmocionada por la situación, intentó intervenir, pero la fuerza de los dos hombres la mantenía alejada. Liam aprovechó un momento de distracción de Mathew y lo empujó contra el suelo. Mat se levantó con dificultad, con su rostro estaba ensangrentado y lleno de ira.—¡Esto no se va a quedar así, Donovan! —gritó Mathew, mientras se tambaleaba hacia su