Aiden y Liam estaban en la sala, hablando en voz baja sobre los próximos pasos para la finca y cómo manejar la situación con Mathew. Estaban sentados juntos en el sofá, compartiendo un momento de paz después de tantos conflictos y malentendidos. Justo cuando ella se recostó en el hombro de Liam, se escucharon pasos en la entrada.La puerta se abrió y Evelyn, la madre de Liam, apareció en el umbral. Su rostro se iluminó al ver a su hijo y a Aiden abrazados.—¡Evelyn! —exclamó Aiden, soltándose ligeramente del abrazo de Liam, pero sin apartarse completamente—. Qué sorpresa verte aquí.Evelyn sonrió ampliamente, su mirada se llenó de ternura y alegría.—Vine a saber cómo está Leo. Me enteré de lo que pasó y no podía quedarme sin venir a ver cómo está mi nieto —expresó, avanzando hacia ellos.Liam se levantó y abrazó a su madre, seguido de Aiden.—Gracias por venir, mamá. Leo está mejorando. Han sido un par de días difíciles, pero parece que todo está mejorando —explicó Liam.Evelyn asint
Liam y Aiden, dejaron a Fiore al cuidado de Evelyn, decidieron ir juntos al hospital a recoger a Leo. Mientras caminaban por el pueblo, agarrados de la mano, sentían las miradas y escuchaban los murmullos de la gente. Algunos los observaban con curiosidad, otros con desaprobación, pero ellos no les hicieron caso. Estaban decididos a centrarse en lo que realmente importaba: su familia.Desde la cafetería, Mathew y Kassandra los observaban. Él se inclinó hacia Kassandra, con una sonrisa maliciosa en sus labios.—Ese romance no va a durar —murmuró Mathew.Kassandra sonrió, asintiendo.—Yo ya te di información clave, encárgate que esos dos, vuelvan a terminar.Liam y Aiden entraron al hospital, donde fueron recibidos por el médico que había estado atendiendo a Leo. El doctor sonrió al ver la expresión de alivio y felicidad en sus rostros.—Tengo buenas noticias —anunció el médico—. Leo ha mostrado una excelente recuperación y estamos listos para darle de alta hoy mismo.Aiden y Liam se mi
Leo y Fiore escuchaban con atención, disfrutando de las historias sobre su padre y la alegría en la voz de su abuela. Después de varias historias y risas, Evelyn levantó su copa.—Quiero proponer un brindis —expresó llena de emoción—. Por la familia, por los momentos felices que compartimos, y por los nuevos comienzos. Que siempre estemos juntos y que el amor nos guíe.Todos levantaron sus copas, resonando un cálido "¡Salud!" antes de continuar disfrutando de la deliciosa cena. Después de comer, Evelyn puso música y se levantó para bailar con Fiore. Aiden y Liam también se levantaron, uniéndose a la pequeña pista improvisada en la sala. Leo, desde su silla, aplaudía con entusiasmo, disfrutando del espectáculo.—¡Vamos, Leo! —exclamó Liam, levantando a su hijo en brazos y girando con él en la sala, mientras todos reían y aplaudían.Cuando los niños estaban visiblemente cansados, Evelyn los llevó a sus habitaciones, Liam y Aiden se fueron a despedir de sus hijos con un suave beso en la
Kassandra tomó su teléfono con una sonrisa maliciosa en los labios. Había disfrutado cada segundo de la conversación con Mathew, sabiendo que le había dado las armas para sembrar la discordia entre Liam y Aiden. Enseguida marcó el número de su amiga y esperó, tamborileando los dedos con impaciencia. Nicol contestó al tercer timbrazo, su voz sonaba cansada y abatida.—¿Qué pasa, Kassandra? —preguntó Nicol, intentando ocultar el nerviosismo en su tono.—Tengo noticias que te interesarán —respondió Kassandra con una sonrisa que Nicol no podía ver—. Liam se ha reconciliado con Aiden.Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea. Luego, una risa sarcástica se escuchó.—¿Qué? ¿De qué hablas? —preguntó Nicol, aunque su voz temblaba ligeramente—. No me hagas reír. Liam nunca podría estar con ella, Edward se encargó de que eso no sucedería, me lo dijo hace años, antes de su desenlace, que hasta de muerto no los dejaría ser felices.—Bueno, parece que sí —continuó Kassandra, disfrutando
Evelyn se quedó en silencio por un momento, reuniendo el coraje para continuar. Sabía que la verdad podría sacudir la estabilidad que habían estado tratando de construir, pero también era la única manera de encontrar una salida a los problemas que enfrentaban.—Por favor, díganos qué sucede —solicitó Aiden, su tono era amable pero ansioso.—Hace unos meses, tuve que ir a Richmond por unos asuntos bancarios —comenzó Evelyn, con su voz temblorosa—. Mientras estaba allí, miré de lejos a un hombre que me resultó vagamente familiar. Al principio no lo reconocí, pero después de unos momentos me di cuenta de que era... tu padre, Liam.Liam se quedó paralizado, sus ojos se agrandaron con incredulidad. Aiden también se tensó, sin saber cómo reaccionar ante la inesperada revelación.—¿Mi padre? —preguntó Liam, su voz sonó áspera, sintió un pinchazo, ese hombre los dejó sin explicaciones.Evelyn asintió, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras recordaba el dolor de ese momento.—Sí, Joseph. El
Liam y Aiden a primera hora de la mañana siguiente se dirigieron al banco, fueron recibidos por el señor Smith, explicaron el motivo por el cual estaban ahí.—Lo siento mucho, señor Donovan, señora Harper —dijo el gerente con una expresión de sincera empatía—. Pero sin la firma de su esposa, o un vínculo directo entre la señora Evelyn y Aiden, no podemos proceder con el crédito tal como lo han solicitado.Ambos se miraron con incredulidad al escuchar las palabras del gerente del banco. La esperanza que habían llevado al entrar en la oficina se desmoronó ante las complicaciones que surgieron.Aiden apretó los labios, tratando de mantener la calma. Sabía que esto era un obstáculo grande, pero no quería dejar que el desaliento la dominara.—¿Hay alguna otra opción? —preguntó Liam, aunque su voz traicionaba la frustración que sentía.El gerente hizo una pausa, revisando los documentos una vez más antes de responder.—Podrían intentar hablar con la señora Nicol Donovan y conseguir su firma
Aiden se detuvo en seco, su corazón empezó a latir con fuerza, pero no se volvió. No quería que él le metiera ideas en la cabeza. Salió de la cafetería con pasos firmes, pero en su interior, las palabras de Mathew resonaban con fuerza. Mientras caminaba hacia la camioneta, vio a Liam que la esperaba, su rostro reflejaba preocupación. Ella sabía que no podía dejarse llevar por la duda, pero también que necesitaba respuestas.Salió de la cafetería con el rostro tenso y la mirada fija en Liam, quien la esperaba junto a la camioneta. Sus ojos, normalmente cálidos, ahora estaban llenos de seriedad y algo que Liam no había visto en mucho tiempo: desconfianza. Al llegar a su lado, Aiden lo miró directo a los ojos, su expresión era firme, pero también dolida.—Liam, tenemos que hablar —expresó, su voz era firme, pero él pudo detectar un leve temblor que delataba la turbulencia interna que ella sentía.Liam frunció el ceño, notando de inmediato que algo estaba mal.—¿Qué pasó, Aiden? —preguntó
Liam no podía dejar de pensar en cómo Mathew se había enterado de lo que había dicho en el bar. Esa duda lo atormentaba, y sabía que no podría descansar hasta descubrir la verdad. Esa noche, después de asegurarse de que Aiden y los niños estaban bien en casa, decidió regresar al bar.El ambiente estaba cargado de risas y conversación, pero Liam no estaba de humor para socializar. Entró al bar con determinación, su mirada recorrió el lugar hasta que localizó a sus amigos, quienes estaban reunidos en una mesa al fondo. Se dirigió hacia ellos con pasos firmes, su rostro serio y su cuerpo tenso.—Necesito hablar con ustedes —musitó sin rodeos, con su voz firme y autoritaria.Los hombres, que inicialmente lo habían recibido con sonrisas, se miraron entre sí, notando la seriedad en el semblante de Liam. El ambiente se tensó de inmediato.—¿Qué pasa, Liam? —preguntó uno de ellos, intentando mantener la calma.—Quiero saber quién le contó a Mathew lo que hablamos la otra noche —demandó Liam,